Se alebresta el sindicalismo "charro"

AutorRosalía Vergara

Por primera vez en lo que va del sexenio, el sindicalismo "charro" -es decir, el sometido al poder en turno- se manifestó en contra del gobierno de Enrique Peña Nieto que, por presiones internacionales derivadas de la adhesión de México al Acuerdo Transpacífico, propuso una nueva reforma de justicia laboral.

Sin embargo, su protesta no es para apoyar los derechos de los trabajadores, sino para no perder sus privilegios, particularmente los llamados "contratos de protección" (negociados a espaldas de los trabajadores), el "tripartismo" en los juicios laborales (que da mucho poder a los "sindicatos blancos" en las pugnas contractuales) y la existencia de las Juntas de

Conciliación y Arbitraje, donde han tejido una red de corrupción.

En contraparte, líderes de gremios no alineados y abogados de lo laboral celebran la iniciativa peñista -presentada la semana antepasada- porque implica ventajas para los trabajadores. Sólo lamentaron que se hiciera realidad por la presión de Estados Unidos y no por la larga exigencia de justicia de los trabajadores mexicanos.

El año pasado, Washington presionó al gobierno de México para que acabara con la parcialidad de las Juntas de Conciliación y Arbitraje y los contratos de protección patronal (Proceso 2050). Así, durante 12 meses, la administración peñanietista preparó sigilosamente una nueva reforma laboral, como parte de la "iniciativa de justicia cotidiana".

Estas modificaciones son necesarias para que México se ajuste a los criterios del

Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (conocido como TPP y recientemente firmado) y pueda ser parte de la zona de libre comercio más amplia del mundo, junto a otras 11 naciones.

El abogado laboralista Arturo Alcalde confirmó que contar con un sistema de justicia laboral sustentado en un arbitro imparcial, como se propone en la iniciativa que actualmente debate el Congreso, es un reclamo de la izquierda y de la sociedad civil desde hace muchos años.

Benjamín Davis, de la AFL-CIO, explica que la reforma puede paliar la diferencia salarial entre Estados Unidos y México: "Porque si uno ve las cifras, la brecha salarial no se ha cerrado. Si uno hace un comparativo, en 1974, en la industria manufacturera, un trabajador mexicano ganaba 15% de lo que obtenía un estadunidense, y en 2015, 16%". Considera positiva esta propuesta, además, porque combate la contratación de protección.

Francisco Hernández Juárez, presidente colegiado de la Unión Nacional de...

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