En el Altiplano el diablo viste de azul

AutorAnabel Hernández

Según el gobierno federal, el Centro Federal de Prevención y Readaptación Social (Cefe-reso) número 1, El Altiplano, es una fortaleza impenetrable donde los presos permanecen bajo los más estrictos códigos de seguridad y control, pero se respetan sus derechos humanos.

No obstante, una vez que el recién internado recibe el número que lo identificará en el penal, se vive otra realidad. Los responsables de la administración, vigilancia y custodia encabezan una red de corrupción y abusos, revela a Proceso un interno que hace días salió libre tras cinco años de reclusión.

En El Altiplano, afirma, un teléfono celular, un gramo de cocaína, viagra, antidepresivos, medicinas y hasta una cucharada más de arroz tienen precio, y sus principales vendedores y distribuidores son empleados de la prisión. En cambio, la vida de un reo no vale nada.

Durante el tiempo que él estuvo interno, asegura, murieron al menos cuatro reclusos: dos por negligencia médica, uno por la brutal golpiza que recibió de autoridades federales en su traslado de otro ce-fereso al Altiplano, y el último fue Sigifre-do Nájera Talamantes, El Canicón, líder zeta a quien, según el testigo, los directivos del penal dejaron morir en su celda.

"Desde que vas ingresando, te suben a una camioneta en la que te sientan con las piernas abiertas y te doblan por completo los custodios. Te van golpeando, insultando; te van diciendo que no vas a salir de ahí, que jamás vasa salir, que ahí llegaste para quedarte.

"Posteriormente te ingresan a un área que le llaman aduana de vehículos. Ahí te sientan en el piso con las piernas abiertas y te ponen un perro de cada lado de tu oído. Ellos los incitan a la agresión con una pelota de tenis. Te la ponen en los genitales para que los perros se pongan agresivos.

"Te desnudan, te empiezan a gritar que acabas de llegar al Cefereso número 1 de máxima seguridad. Que de ahí en adelante te olvides de tu nombre pues todo va a ser mediante un número. Te hacen abrirte los glúteos, que te inclines, que les enseñes el ano. Te dan ropa y zapatos que no son de tu medida.

"Te ingresan esposado de las manos.Te ponen un custodio en cada brazo, te inclinan casi hasta el piso... entonces te llevan arrastrando y hacen que corras. Te puedes vomitar, desmayar, lo que pase, y ellos te van a parar con golpes. Cuando llegas... es algo muy común que te pregunten: '¿De qué color es el diablo?'. A veces uno no responde por temor. Y ellos, cuando uno les dice 'es rojo', se ríen y dicen: 'no, es azul', porque el uniforme de ellos es azul, ellos son el diablo... vienen a ser los verdugos de uno", afirma el testigo a condición de que no se revele su identidad.

Sus señalamientos fueron corroborados por la autora en entrevistas previas y posteriores con familiares de internos, así como exfuncionarios del penal, y se le pidió un posicionamiento al comisionado nacional de Seguridad, Renato Sales, quien hasta ahora no ha respondido.

De acuerdo con el testimonio, la corrupción y abusos en esa prisión federal ya existían antes de febrero de 2014, cuando fue recapturado e internado Joaquín Guz-mán Loera, El Chapo. Nada cambió durante el año y cinco meses que estuvo preso, ni después de su fuga en julio de 2015 a través de un túnel de más de 1.2 kilómetros de longitud, como dice la versión oficial.

"El Altiplano dejó de ser de máxima seguridad en 2011, más o menos. La so-brepoblación y la falta de personal lo sobrepasaron", señala. A pesar de eso el gobierno federal sigue encarcelando ahí a los principales líderes de los...

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