Apatzingan, 6 de enero: "¡Mátenlos...!

AutorLaura Castellanos

APATZINGÁN, MICH.- "¡Mátenlos como perros!", gritaron los policías federales al atacar a tiros a un centenar de miembros y simpatizantes de la Fuerza Rural que estaban en plantón en los portales del Palacio Municipal de esta localidad, a las 2:30 de la madrugada del pasado 6 de enero.

Ninguno de los manifestantes tenía armas largas. Seis de ellos portaban pistolas registradas y las pusieron en el piso. Los demás cargaban palos. Ninguno disparó.

Todos ellos obedecieron las indicaciones que les dio Nicolás Sierra, El Gordo Coru-co, líder del G-250, grupo creado por quien entonces era comisionado federal de Seguridad en Michoacán, Alfredo Castillo.

Durante ocho meses el G-250 persiguió en la sierra a Servando Gómez, La Tu-ta, líder de Los Caballeros Templarios. Sierra es uno de los siete hermanos co-nocidos como Los Viagra, temidos y odiados en la región, acusados de ser extemplarios y de cometer diversos atropellos. Castillo tuvo a cinco de ellos a su servicio en Michoacán.

Los rurales, hombres forjados en la pizca del limón, protestaban porque 20 días antes Castillo había disuelto al G-250 sin pagarles. Además, padecían nuevas incursiones de templarios en sus localidades.

Rubén, miembro de la Fuerza Rural, escuchó la balacera y saltó de su camioneta. Entonces un policía federal le gritó: "¡Levanta las manos y ponte de rodillas!". Estaba por obedecer cuando a pocos metros vio a otro hombre hincado, los brazos en alto, encañonado por los uniformados.

"Le dispararon estando de rodillas, rendido, sin armas -atestiguó-. Lo ejecutaron los federales". Una camioneta de su grupo ingresó en la plaza y Rubén logró escapar en ella.

Testimonios de 39 personas, grabados en audio, revelan que policías federa-les dispararon contra civiles desarmados en dos hechos distintos ocurridos en Apa-tzingán el pasado 6 de enero: el primero, a las 2:30 horas en el jardín central y los portales del Palacio Municipal; el segundo a las 7:45 horas en el cruce de Avenida Constitución y Plutarco Elias Calles, cuando un comando de la Policía Federal disparó con ametralladoras M-60 contra una docena de vehículos que transportaban a guardias rurales y a sus familiares.

Según Nicolás Sierra, su grupo contabilizó preliminarmente 16 muertos (ejecuciones extrajudiciales) y decenas de heridos en ambos ataques.

De acuerdo con los artículos 7, 28 y 30 del Estatuto de Roma -que rige a la Corte Penal Internacional- en Apatzingán se cometió un crimen de lesa humanidad al tratarse de "ataques generalizados" contra una "multiplicidad de víctimas" civiles, consumados con "intencionalidad" por parte de "fuerzas" bajo el mando de una autoridad.

Castillo era la autoridad federal con mayor rango en Michoacán. Seis días después declaró a la prensa que en los dos sucesos de Apatzingán el saldo fue de un atropellado y ocho muertos por "fuego cruzado".

Los hechos se reconstruyen a partir de los testimonios de 12 de los 44 detenidos y liberados después del primer ataque, siete sobrevivientes del segundo ataque, ocho testigos circunstanciales, ocho familiares de víctimas y un representante legal de éstas así como personal del hospital general Ramón Ponce y empleados del Servicio Médico Forense (Semefo).

Por temor a represalias las fuentes pidieron no ser identificadas con sus nombres, pero la reportera tiene las grabaciones de las entrevistas con cada uno de ellos.

El primer ataque

A las 2:00 horas del pasado 6 de enero, en el radiotransmisor de Rubén, apostado en el plantón del Palacio, se escuchó: "Van saliendo 20 camionetas de policías federales de acá del cuartel".

Rubén estaba recostado en su camioneta frente al jardín central mientras familias deambulaban entre puestos de comida o ingresaban a los comercios que permanecían abiertos toda la madrugada por la venta del Día de Reyes.

Otra voz en la radio de Rubén advirtió: "Van de la glorieta al jardín".

El convoy de la Policía Federal (PF) al mando del comandante Fausto Arenas tardaría cinco minutos en llegar. "Ya valimos madre", dijo Rubén.

Días antes el grupo G-250 había recibido el pitazo de un inminente ataque templario. Sus integrantes también temían que su plantón fuese disuelto.

Esa misma noche habían tenido ya un altercado con soldados de la 43 Zona Militar de Apatzingán, al mando del general Miguel Ángel Patino. Los soldados intentaron desmantelar la barricada que el G-250 había levantado en Lomas de Hoyos para impedir la incursión templaría.

Por esa razón El Gordo Corneo se presentó a medianoche en el plantón frente a Palacio y les ordenó a los rurales que no respondieran con armas ni piedras a ninguna provocación, para no ser tratados "como delincuentes". "Tengan cuidado", les dijo cuando se retiraba del lugar.

El convoy de la PF se estacionó en las calles traseras del Palacio Municipal. Algunos guardias rurales dormitaban en camionetas, otros charlaban en el jardín.

En la protesta también había familiares de los integrantes de las fuerzas rurales, así como simpatizantes que, de paso, exigían bajar los costos de la luz.

Los federales bajaron de sus camione-tas. La familia de un taquero de la plaza buscaba un regalo en los portales.

Los uniformados, la mayoría con el rostro cubierto, otros vestidos de negro, alistaron sus armas largas: Galil calibre 308, Heckler & Koch G3 calibre 7.62 y R-15 calibre 2.23, según un...

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