Apertura del Santo Sepulcro: Entre la ciencia y la fe

AutorBeatriz Lecumberri

JERUSALÉN.- Las últimas fieles se resisten a salir de la iglesia. Arrodilladas sobre la llamada piedra de la unción, donde se habría preparado el cuerpo de Jesucristo para ser sepultado, varias mujeres rezan con apresurados susurros y con la frente apoyada sobre el mármol. Los vigilantes palestinos interrumpen su plegaria para hacerlas salir, ayudados por varios policías israelíes. "Please, out; please, out. Ja-lash" (Por favor, fuera. Ya basta), dicen, mezclando el inglés y el árabe.

Son las siete de la noche y los pesados portones de madera de la Iglesia del Santo Sepulcro se cierran finalmente hasta el amanecer. En el templo se instala el profundo silencio de las piedras y empieza la jornada de trabajo para una decena de ingenieros, arqueólogos y obreros griegos que restauran la pequeña capilla donde -según la tradición cristiana- fue enterrado Jesús.

Repartido entre andamios, montacargas, mesas de trabajo o de rodillas en el suelo, el equipo opera contrarreloj. Las obras en la capilla que alberga la tumba de Cristo -el "edículo"- comenzaron el pasado abril y deben terminar el próximo marzo, antes de la celebración de la Pascua. El objetivo es restaurar totalmente este habitáculo funerario del siglo XIX, que podía venirse abajo en cualquier momento debido a la humedad que debilita sus bases y a los daños sufridos tras el terremoto de 1927.

Costó muchos años que las seis Iglesias que custodian el Santo Sepulcro se pusieran de acuerdo sobre la realización de estas obras: quién pagaría los 3 millones de dólares que iban a costar, quién las supervisaría y quién las llevaría a cabo. El equipo elegido trabaja para la Universidad Nacional Técnica de Atenas y ya participó en la restauración de la Acrópolis y de la antigua mezquita de Santa Sofía, en Estambul, convertida hoy en un museo. Pero este encargo los ha puesto a prueba.

Las piedras del Santo Sepulcro están lejos de ser sólo piedras y en ellas reposa la esencia de la fe de millones de personas.

"Sin duda este trabajo no tiene nada que ver con cualquier otro", confía a Proceso Antonia Moropoulou, ingeniera griega que dirige las obras de renovación.

Apertura histórica

El punto más delicado e importante de este proceso de renovación ocurrió la noche del 26 de octubre, cuando se desplazó la losa que protege la tumba de Jesús hasta acceder a la roca sobre la que se habría depositado su cadáver. No estaba previsto al inicio de las obras llegar hasta la roca funeraria, pero los arqueólogos advirtieron que era necesario proteger la piedra atacada por la humedad.

La apertura se llevó a cabo con las...

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