Arnoldo Martínez Verdugo y el gran viraje. (Primera de dos partes)

Pero el Partido Comunista Mexicano fue una excepción. Decidió disolverse en 1981, casi una década antes de los sucesos aquí citados, para constituirse en un nuevo partido junto a otros de izquierda radical: PMT, PPM, PSR y PSM, los cuales hicieron públicos los propósitos de unidad orgánica el 15 de agosto. El PCM, único partido que había conseguido ya su registro, lo puso a disposición de los otros y el XX Congreso del PCM acuerda la fusión en una sesión especial el 5 de noviembre. El 6 de noviembre en la madrugada Valentín Campa firmaba el acta de desaparición del PCM y la creación del Partido Socialista Unificado de México, en el cual finalmente el PMT no participó y la organización política Movimiento de Acción Popular, se sumó.

La disolución del Partido Comunista Mexicano no obedeció a las mismas causas que la desaparición de los otros partidos comunistas. Fue fruto fundamentalmente de procesos mexicanos y por eso podemos decir que su ruptura con 69 años de historia de defensa a contracorriente de su existencia debe ser analizada en forma diferente a la de otros partidos en el mundo y tuvo consecuencias inesperadas para toda la izquierda mexicana. Ganada la legalidad, el PCM comprendió que sólo en la unidad con otras fuerzas podía crear un partido revolucionario de izquierda digno del país.

El viernes 24 de mayo de 2013 murió a los 88 años Amoldo Martínez Verdugo, quien fue secretario general del PCM desde 1962 hasta su desaparición, y artífice principal de la unidad con otros partidos de izquierda. En muchos sentidos su figura queda identificada inseparablemente con la izquierda actual, fruto de un gran movimiento unitario, venido a menos, que en la actualidad ha cumplido ya su ciclo histórico.

A raíz de un homenaje reciente y de su muerte, mucho se ha escrito sobre él y poco sobre el partido que dirigía. La decisión de la disolución del PCM en 1981 fue unánime desde la dirección hasta el último militante y eso es mucho decir para un partido que en su última etapa estuvo libre de caudillos o caciques. Arnoldo Martínez Verdugo fue el primero entreiguales en el presídium y el Comité Central, que después de largas discusiones habían llegado a esa conclusión. El acto unitario fue una decisión de un partido que conocía la democracia interna como nunca antes en su pasado. En el PCM, en 1981, había discusiones sobre muchos problemas y diría yo incluso una fuerte lucha interna, pero nunca sobre la necesidad de crear un partido de izquierda con la participación de personas de diferentes ideologías, cultura política y grados de militancia.

Pero, ¿cómo era Amoldo? El personaje debe ser objeto de un libro que haga honor a la complejidad de su personalidad intelectual; a la modestia bordeando en la timidez de su carácter (por ejemplo: en el libro de Historia del Comunismo en México, dirigido por él, es uno de los pocos dirigentes que no aparecen en el índice onomástico); a la honestidad existencial, común a muchos otros comunistas, pero difícil de entender...

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