Brasil: De La Princesa Isabel a La Ciudadana Dilma

Por Luis Alberto García

Brasilia, 18 May (Notimex).- La primera mujer encargada de ejercer el más alto puesto de poder en Brasil llevaba a varias mujeres en su nombre: Isabel Cristina Leopoldina Augusta Micaela Gabriela Rafaela Gonzaga de Braganza y Borbón.

Conocida por sus súbditos como princesa Isabel, hija y heredera del emperador Pedro II, quien reinó en Brasil entre 1840 y 1889, lo substituía durante sus prolongados viajes al exterior; pero más de un siglo después surgió una segunda representante del género femenino capaz de alcanzar el cielo.

Es Dilma Vana Silva Rousseff, guerrillera enfrentada por voluntad propia a la dictadura militar en el último tercio del siglo XX, luego economista y ministra de Estado en los dos gobiernos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Entre la princesa de la antepasada centuria y la mujer electa en octubre de 2010 por el voto ciudadano hay una victoria colectiva digna de ser contada y, para hacer ese viaje, las brasileñas escribieron una historia de luchas que convirtió a su sorprendente nación en una sociedad mejor.

El 13 de mayo de 1888, Isabel fue la soberana humanista que firmó la Ley Áurea que acabó con la vergüenza de la esclavitud, aún después de que, enfrentando a un sector insensible y deshumanizado de la sociedad, el presidente Abraham Lincoln hiciera lo mismo un cuarto de siglo antes en Estados Unidos.

El domingo 31 de octubre de 2010, Dilma llegó a la presidencia de la República Federativa de Brasil comprometida con un programa en que los avances sociales estuvieron entre sus principales promesas.

La plebeya Dilma, la hija del inmigrante búlgaro Pétar Russév fue, en cierta forma, el fruto del árbol plantado por la noble hija de don Pedro II con sus siete nombres, pues la abolición que inmortalizó a la princesa abrió las puerta del país a la migración europea, que llegó para substituir a los esclavos descendientes de africanos sometidos por la colonización portuguesa.

Dilma es hija de ese peregrino búlgaro que, décadas después de la fase imperial que tuvo Brasil durante casi medio siglo, encontró la tierra prometida, la nueva patria de las oportunidades que no tuvo en la vieja Europa arrasada por los cuatro jinetes del Apocalipsis.

Como la plebeya que llegó al Palacio de Planalto el 1 de enero de 2011, la princesa del siglo XIX tenía sangre europea, igual que en las venas de la mandataria también corre sangre brasileña heredada de una madre ejemplar, Dilma Jane Silva, originaria del estado...

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