Carácter corrompido

AutorDenise Dresser

Nos hemos convertido en un país en el cual la tortura no es un hecho aislado, sino una costumbre. Un país en el cual aquellos que son detenidos o se oponen al gobierno o son clasificados como presuntos culpables acaban golpeados. O insultados. O desnudados. O aislados. Sin acceso a la protección que debería ofrecer la ley, y que no está garantizada a pesar de la celebrada transición a los juicios orales. A pesar de la evolución a un sistema de justicia más transparente que -prometieron- iba a evitar todos los incidentes de tortura. Pero no ha sido así. Como lo revela el artículo de Roberto Hernández Juicio a los juicios orales, publicado en la revista Nexos, los datos exponen algo que debería alarmar pero que muchos insisten en minimizar.

El hecho de que aun con juicios orales en el Estado de México, la tortura continúa. Elhecho de que aun con juicios orales, 71.2% de los reos encuestados reportó haber sido insultado, 68% dijo haber sido humillado, 67.2% declaró haber sido aislado; el hecho de que 64.8% denunció haber sido obligado a pararse frente a una pared; el hecho de que 62.4% afirmó haber sido golpeado con los puños; el hecho de que 60.8% aseguró haber recibido manotazos en el pecho; el hecho de que 60.0% planteó que lo habían pateado; el hecho de que 48.0% manifestó haber sido obligado a desvestirse; el hecho de que 43.3% expuso que lo habían esposado a una silla; el hecho de que 43.2% expresó que fue privado de alimento. Cifras que evidencian la barbarie. Cifras que encogen el corazón. Cifras que revelan lo que ocurre todos los días cuando alguien es apresado o interrogado o detenido.

Mientras tanto, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos menciona una disminución de la tortura en 30% entre 2012 y 2013. El año pasado sólo recibió mil 506 casos, comparados con 2 mil 113 en el 2012. El gobierno de Enrique Peña lo celebró. Fueron menos, se nos dijo en tono triunfalista. Las cifras bajaron, se nos informó con algarabía. El trabajo de prevención, capacitación y supervisión que desarrolló el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura en México funcionó, nos asegura alegremente la CNDH. Pero en realidad lo que sucede es que el número de quejas no refleja lo que ocurre a nivel nacional, ya que el organismo sólo recibe quejas que vinculan a autoridades federales, y hay múltiples casos de tortura que no son denunciados y múltiples casos que involucran a los estados y a los municipios. Las quejas presentadas no reflejan la realidad...

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