Conservación del patrimonio: Dos raseros, una ley

AutorJudith Amador Tello

Puede decirse que la defensa de los Fuertes de Loreto y Guadalupe, de Puebla, emprendida hace unos meses por investigadores y arquitectos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), busca hacer justicia a los hechos históricos ocurridos el 5 de mayo de 1862, cuando -en palabras del general Ignacio Zaragoza- las armas del Supremo Gobierno se cubrieron de gloria.

Así se alcanza leer en la denuncia formal que quedaron en presentar el pasado viernes 21 de septiembre, un día después del cierre de esta edición, ante la Procuraduría General de la República, contra quien resulte responsable, por "el delito de daños y menoscabo de propiedad federal señalado en el artículo 397, fracción IV del Código Penal Federal y 52 de la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos".

El pasado 24 de julio los especialistas iniciaron una protesta en las instalaciones del Museo Nacional de Antropología en Chapultepec, por los daños a los Fuertes, así como a la Zona Arqueología de Tzintzuntzan, en Michoacán (por la cual ya presentaron también una denuncia), y a monumentos de otras entidades como Chihuahua y Oaxaca.

Por el caso de los Fuertes argumentan en su demanda la "notoria y pública destrucción, alteración y aniquilación de una de las porciones más emblemáticas de la zona de monumenots históricos" de Puebla, que comprende las dos fortificaciones, así como el cerro de Acueyametepec en donde se realizó la batalla contra la invasión francesa de aquel 5 de mayo, de la cual rindió fe Zaragoza en su parte de guerra a Benito Juárez:

"Sea para bien, señor presidente. Deseo que nuestra querida patria, hoy tan desgraciada, sea feliz y respetada por las naciones."

A decir del historiador Felipe I. Eche-nique March (quien ha presentado las denuncias en su calidad de secretario general de la delegación sindical correspondiente a los profesores investigadores del INAH), ahora que los Fuertes se reabrieron al público -dado que las obras se mantuvieron en sigilo, contrario a la transparencia- pudieron constatar que al de Guadalupe se le sobrepuso una estructura moderna que altera definitivamente la visión que tuvo el ejército invasor (Proceso, 1870). También fueron alterados el de Loreto y el cerro de Acueyametepec, y con ello "la comprensión de la batalla del 5 de mayo".

Tras describir el episodio histórico desarrollado en el ahora monumento histórico, el investigador da cuenta en el documento de las leyes vigentes, y las de carácater...

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