Las víctimas de Michoacán: el recuento imposible

AutorJosé Gil Olmos

MORELIA, MICH.- Concentra dos en la estrategia militar para combatir al crimen organizado, los gobiernos federal y estatal no reparan en quienes han quedado atrapados en la guerra contra el narcotráfico y padecen por igual las agresiones de policías, soldados y delincuentes.

Durante 2013 cientos de familias mi-choacanas fueron forzadas a desplazarse a otros estados o de una ciudad a otra. Ex-traoficialmente en la entidad se cuentan, en ese año, más de 3 mil muertos y una docena de desaparecidos a manos de policías municipales y soldados.

Desde 2007, cuando Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico, ha habido 12 mil 715 homicidios dolosos en Mi-choacán, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dados a conocer en septiembre del año pasado.

De acuerdo con ese conteo, sólo de enero a julio de 2013 se habían cometido 496 homicidios dolosos en Michoacán, la cifra más alta desde 1998, cuando se tuvo el récord histórico de 695 en un lapso semejante.

Pero en realidad no hay una cifra exacta de muertos y desaparecidos en esta guerra. Desde el 24 de febrero de 2013 -fecha en que comenzaron a integrarse los grupos de autodefensa ciudadana-, tras los combates con Los Caballeros Templarios cada bando recoge a sus muertos y heridos y no se levanta ni un acta ministerial. Por ejemplo, el 19 de octubre del año pasado hubo un enfrentamiento entre estos dos grupos, y según José Manuel Mireles -uno de los dirigentes comunitarios- el saldo fue de 13 muertos, de los cuales 12 eran delincuentes. No hubo registro oficial de ese hecho.

Lo inasible de las cifras se detecta incluso al revisar los datos oficiales de algún choque, como ocurrió en julio de 2013, cuando hubo ataques en seis puntos del estado. El gobierno federal reportó 20 civiles muertos, pero no reveló nombres; sólo proporcionó los de dos policías federales y el del vicealmirante Carlos Miguel Sala-zar Ramonet.

La Iglesia tiene otros números: cifras de la arquidiócesis de Morelia indican que desde la llegada de Fausto Vallejo al gobierno michoacano (2011) ha habido 2 mil 300 muertes violentas; desde la declaración de guerra de 2006, más de 30 mil.

Nadie conoce tampoco el número de desplazados, pues miles de familias han huido de los municipios más violentos -30% de los 113 de la entidad- en una migración "hormiga y silenciosa".

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