"Que se cumpla!" el gran desafío con la Ley de Víctimas

AutorMarcela Turati y Arturo Rodríguez

Un primer cartel apareció entre el público: "Mi víctima está presente". Lo sostenía una mano tímida. A un lado, un joven con un gorro de estambre se animó a levantar su iPad para mostrar la foto de su familiar ausente. Lo coló así para evadir el filtro del Estado Mayor Presidencial, acostumbrado a retirar pancartas y todo lo que incomode al presidente. En la residencia oficial de Los Pinos -ante Enrique Peña Nieto, su gabinete, los congresistas y funcionarios públicos que lo acompañaban en el presidium- poco a poco se hicieron presentes los ejecutados, los levantados, los ausentes por la violencia reciente de México, sostenidos por sus familiares.

Se presentaron primero aislados en aquel letrero de una mamá que se tragaba las lágrimas mientras sostenía en alto la foto de su hijo de 12 años a quien no ha visto desde hace tres; la vista fija en los funcionarios que hablaban del dolor, de su dolor. Estaban en los carteles plastificados con fotos de jóvenes desaparecidos en el norte del país. En las cartulinas que mencionaban a luchadores sociales asesinados. En las lonas con fotos de grupo y signos de interrogación que exigían respuestas.

Desde el presidium, a su nombre, a nombre de los desaparecidos, el poeta Javier Sicilia leyó un poema del uruguayo Mario Benedetti: "Están en algún sitio/ concertados/ desconcertados / sordos, / buscándose / buscándonos / bloqueados por los signos y las dudas / contemplando las verjas de las plazas / los timbres de las puertas / las viejas azoteas / ordenando sus sueños, sus olvidos / quizá convalecientes de su muerte privada".

Impresa en la pared, la explicación del acto que se celebraba el miércoles 9 en el Salón Adolfo López Mateos de Los Pinos: "Promulgación de la Ley General de'Víctimas".

Primer orador, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong destacó que "las víctimas de los delitos no son cifras. Son historias de dolor, familias agraviadas, vidas rotas por la violencia y el crimen". Anunció que la ley recién aprobada sufriría modificaciones para ser perfeccionada.

Siguió el turno de Javier Sicilia, el poeta que con su grito de "¡estamos hasta la madre!", lanzado después de que enterró a su hijo asesinado, animó a las víctimas a salir a las calles, sentar en el banquillo de los acusados al entonces presidente Felipe Calderón y su gabinete, a los legisladores, a los políticos.

La ley que hoy se presenta no debió existir, reflexionó el poeta, es consecuencia de la impunidad y de una guerra que nunca debió suceder. "Reconocemos este gesto, lo saludamos, lo abrazamos, lo celebramos como un consuelo y una esperanza que nos llega en medio de la noche, como un paso hacia la justicia y la paz que necesita la nación", dijo a Peña Nieto, quien al publicarla cumplió la tarea de su antecesor.

En su turno, como último orador, Peña Nieto reconoció la existencia de "un México lastimado" y dijo: "Hay miles de personas que han padecido los estragos de la violencia; el Estado no puede tener oídos sordos ante las voces de la sociedad". Anunció entonces mesas de diálogo como ésta.

Para esa hora ya era imposible ocultar lo inocultable. Ya las víctimas se habían descarado con sus pancartas, sus fotos, sus lonas extendidas por la urgencia de justicia.

El camino hasta llegar a este día fue largo. Lo comenzaron los deudos en abril de 2011. Caminaron de Cuernavaca al Distrito Federal, del Distrito Federal a Ciudad Juárez y a Guatemala y de regreso, de Ti-juana a Washington.

Aquí, en Los Pinos, los carteles preguntaban por don Trini, el comunero asesinado en Oztula; hasta el fondo del salón pedían esclarecer el asesinato de la corresponsal de Proceso en Veracruz, Regina Martínez; por allá, inquirían por los tres integrantes del Movimiento Ciudadano desaparecidos en Michoacán; más acá por siete jornaleros michoacanos desaparecidos en Coahuila... decenas de casos.

Una pequeña muestra de los 25 mil-por lo menos- denunciados el sexenio pasado.

Peña Nieto ofreció oído que escuche y hombro que apoye a los afectados por la...

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