El derecho a las audiencias

AutorJenaro Villamil

Así habló hace 20 años exactamente Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, para presumir y explicar por qué el éxito de los contenidos de Televisa y, en especial, de sus telenovelas. Fue el 10 de febrero de 1993.

Dos décadas después hay otra televisora comercial que surgió de la privatización de Imevisión. Existen plataformas de contenidos de televisión restringida, pero la visión de las audiencias como una "clase modesta muy jodida" no se ha modificado. Por el contrario, ha proliferado.

La oferta de programación de TV Azteca no mejoró los contenidos. Por el contrario, agudizó la baja calidad. Hay ahora más y peores géneros que confunden realidad con ficción. Hay más publicidad engañosa. Hay más mercantilización excesiva. Un estudio reciente revela que los niños mexicanos están expuestos al año a más de 12 mil horas de publicidad de productos chatarra. Y la obesidad y mala alimentación entre los menores de 10 años se ha disparado.

En otras palabras la competencia no garantiza por sí sola el respeto a las audiencias y el mejoramiento de un servicio público concesionado como es el de la televisión, el medio que seguirá siendo el de mayor influencia por su penetración (el Canal 2 de Televisa llega a 95% de los hogares), por su accesibilidad (99% de los hogares cuenta con un televisor) y por una arraigada costumbre social.

Razones para incorporarlas

El hijo de Azcárraga Milmo, Emilio Azcárraga Jean, y su actual socio en lusacell, Ricardo Salinas Pliego han justificado una y otra vez que los contenidos televisivos sólo espantan a los académicos y a quienes quieren ver cosas aburridas. Se justifican diciendo que mantienen esa programación porque tiene altos índices de audiencia, es decir rating.

A nombre del rating se cometen las peores masacres en materia de creatividad, comunicación, entretenimiento, información y publicidad.

El rating es la moneda de cambio en el banco de los medios de comunicación privada. Su referente es el modelo de una televisión comercial que heredamos de Estados Unidos. La diferencia es que la dictadura del rating sumado al duopolio televisivo se convierte en una tiranía. En México el rating ha sido sacralizado para evadir el derecho de las audiencias.

Las audiencias no solamente son el público televidente. Las audiencias también au-ditan, es decir, escrutan, analizan y desean participar en los contenidos de los medios.

La importancia de incorporar los derechos de las audiencias en la reforma al artículo sexto constitucional...

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