Desaparición forzada, uno de los saldos perverso de la Operación Chihuahua

La última vez que Brenda Patricia Balderas Contreras vio con vida a su esposo, Saúl Becerra Reyes, fue la tarde del 21 de octubre de 2008, cuando ella se aproximaba a su casa, en el sector Delicias, uno de los más violentos de Ciudad Juárez, Chihuahua, y se encontró con que vehículos blindados del Ejército tenían todo cercado en tres cuadras a la redonda.

Vio que detrás de los militares había gente detenida. A lo lejos alcanzó a distinguir que un soldado tenía a Saúl en el suelo, con un pie sobre su cabeza. Quiso correr hacia él, pero un guardia le impidió el paso. Pudo ver que al lado de su marido había otros hombres tirados en la calle; poco después los taparon a todos con cobijas antes de subirlos a un camión militar de redilas y llevárselos.

El despliegue de aquella tarde formaba parte de la Operación Conjunta Chihuahua, que había arrancado en abril de 2008 en ésta y otras ciudades del estado.

Ese día el operativo tuvo lugar en el cruce de las calles Platino y 16 de Septiembre, donde Arturo Martínez Garza preparaba su mudanza. Cuando llegaron los soldados, vio desde la ventana de su casa cómo encañonaban a varios de sus vecinos, que estaban en la calle, platicando afuera de una pizze-ría. Dijo que escuchó cuando los militares gritaron que no se movieran, los hincaron a todos y les ordenaron que se taparan la cara con sus camisetas. Salió a ver qué pasaba y a él también lo detuvieron.

Después de que un grupo de soldados se llevó a 10 civiles detenidos, Brenda se acercó a preguntar a dónde los llevaban. Le respondieron que a la Procuraduría General de la República (PGR). Fue con otros familiares a las oficinas de la dependencia, donde les dijeron que "era muy pronto", que los militares tardaban por lo regular de dos a tres días en presentar a los detenidos ante la autoridad ministerial.

Pasaron los días y Brenda regresó varias veces a las oficinas de la PGR, donde no le dieron informes acerca del paradero de su esposo. Tiempo después algo supo de él por otro de los detenidos, Pablo Castillo López, cuyo testimonio rendido ante el Juzgado Sexto de Distrito en Chihuahua forma parte de la causa penal 93/2013 instruida contra 18 militares, seis de ellos oficiales, acusados de la desaparición forzada y homicidio de Saúl Becerra Reyes.

Castillo López relató que los militares se lo llevaron junto a Saúl Becerra. A los dos los tuvieron encerrados en el cuartel de la guarnición militar de Ciudad Juárez. Dijo que ahí vio a Saúl "muy herido y golpeado". Preguntaba a los militares qué estaba pasando, por qué los habían detenido. Lo único que le contestaban era que no hablara.

"Nos llevaron a la guarnición y ahí nos retuvieron. Nos maltrataron y nos tuvieron como cinco días vendados de los ojos, nos dieron toques eléctricos en las partes y ya después fue derechos humanos a buscarnos a la guarnición. Todos los días iban a...

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