Dona la familia de Émile Bénard su archivo histórico

AutorJudith Amador Tello

El Palacio Legislativo de la nación pudo ser tan majestuoso como el monumental Parlamento de la ciudad de Budapest, Hungría -el más grande del mundo-, de haberse llevado a cabo el proyecto del arquitecto francés Émile Bénard, que debido a algunas vicisitudes acabó convertido, por su colega Carlos Obregón Santacilia, en el actual Monumento a la Revolución.

Se habló en su momento de malversación de fondos, de la neurosis de Bénard, e influyó desde luego la lucha armada de 1910. El proyecto, nacido en 1896 con la idea de unir las dos cámaras, tuvo un presupuesto inicial de 250 mil pesos para la compra del terreno y el arranque de los trabajos.

Los documentos, fotografías, cartas y otros testimonios de esta historia acaban de ser donados por la familia Bénard al Museo de la Revolución Mexicana, instalado en los cimientos del Monumento a la Revolución, ubicado en la Plaza de la República, en la colonia Tabacalera.

Con ellos se planea renovar la exposición permanente dedicada al frustrado proyecto de construcción del Palacio Legislativo, instalada en la primera sala del recinto, cuenta en entrevista con Proceso Martha Bénard Calva, coautora con el arquitecto Javier Pérez Siller del libro El sueño inconcluso de Émile Bénard y su Palacio Legislativo, hoy Monumento a la Revolución, publicado en 2009 por Artes de México y Seguros Argos.

En sus oficinas de San Ángel, la bisnieta de Émile Bénard, quien desde julio de 2004 asumió la tarea de organizar y difundir su trabajo para cumplir con la voluntad de su tía Luisa Bénard Stockhausen, habla de la donación y relata cómo recibió la encomienda de salvaguardar el legado histórico. Su propósito fundamental es que permanezca en México.

No ha sido fácil. Se acercó primero al Centro de Estudios de Historia Carso, trató de llegar incluso al mismo Carlos Slim, propietario del grupo empresarial Carso y del Museo Soumaya, pero sin éxito. Intentó con Cuauhtémoc Cárdenas, cuando fue jefe de gobierno del Distrito Federal. Y también se dirigió a Marcelo Ebrard, cuya administración adquiriría también obra pictórica de Bénard inherente al monumento.

El rescate

Una especie de redescubrimiento de Émile Bénard se produjo a raíz de la exposición Arquitectura en México,1900-2010. La construcción de la modernidad. Obras, diseño, arte y pensamiento, que se expuso primero en el Palacio de Iturbide, en la Ciudad de México, luego en el Museo Macay de Méri-da, y ahora, hasta el próximo 15 de junio, en el Museo Amparo de Puebla.

Parte de la muestra incluye fotografías (una de ellas tomada por Guillermo Kahlo), dibujos elaborados por el propio Bénard y su colaborador Maxime Roisin), y una maqueta del que sería el Palacio Legislativo Federal que ocuparía 14 mil metros cuadrados.

El renovado interés comenzó sin em-bargo hace más de 10 años, tras una presentación en la Universidad Iberoamericana de un libro sobre el porfiriato. Ahí le pidieron a la nieta y heredera del arquitecto que ofreciera una exposición con documentos de su archivo. Existía también la tesis de Stéphanie Chouard, también pariente de los Bénard, presentada en la Universidad de La Sorbona en París.

Poco antes de morir, el 28 de julio de 2004, justo el día de su cumpleaños, a los 92 años, Bénard Stockhausen comprometió a su sobrina Martha a organizar las exposiciones y difundir el archivo.

Martha...

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