Editorial

Con él como centro motor, Proceso nació hace casi cuatro décadas en medio de la adversidad, como reacción al golpe brutal del gobierno de Luis Echeverría contra la libertad de expresión. Hoy, la República no vive tiempos mejores. Como decía Scherer: los dioses del poder se reconocen sin límites. El reducto que los resguarda, agregaba, está formado por materiales abominables: la corrupción, el crimen y la impunidad.

Ante la ausencia física de su fundador, Proceso reafirma no sólo los principios periodísticos que nos legó sino, sobre todo, el compromiso social que inspiró la creación de la revista, la búsqueda de la verdad, la critica sin concesiones y, si necesaria es, la disposición a enfrentar a los poderosos. Desde el duelo, reiteramos a nuestros lectores, razón única de nuestra existencia, que en medio de las acechanzas que se...

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