Eduardo García Barrios: "Combatir la violencia con música"

AutorJudith Amador Tello

Cuando hace más de 25 años el director de orquesta Eduardo Mata conoció el sistema de orquestas infantiles y juveniles de Venezuela, dirigido por José Antonio Abreu, escribió emocionado al entonces secretario de Educación Pública, Miguel González Avelar, para contarle la experiencia. Al poco tiempo comenzaron a crearse en México las primeras agrupaciones, bajo la coordinación del director Fernando Lozano.

El programa, que alcanzó a crear orquestas en cada delegación política del Distrito Federal y en varias entidades del país, inició su declive con la llegada a la presidencia del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) de Sari Bermúdez.

Ahora con el nombramiento, el pasado 22 de marzo, de Eduardo García Barrios como director general del Sistema de Coros, Orquestas y Ensambles (Programa Nacional de Fomento Musical), el proyecto se reactivará como parte de las acciones de prevención del delito, combate a la violencia y reconstitución del tejido social del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Pero, ¿puede una orquesta acabar con la violencia en una colonia?, se pregunta el propio García Barrios, egresado del Conservatorio Tchaikovski de Moscú y fundador de la Sinfonieta de Moscú y la Orquesta de Baja California (OBC). Y responde sin empacho:

"Lo dudo. Lo que sí se puede con una orquesta de 120 niñas y niños, más un coro de 80, es crear una opción de uso del ocio alucinante. Y no sólo van a usar su tiempo esos 200 niños, vas a involucrar al primer círculo que los rodea en una actividad que les levanta la autoestima de manera impresionante, que les da una visión y un camino de capacidades. Eso está demostrado."

Afirma que existe un estudio, próximo a publicarse, sobre el caso Redes 2025, mediante el cual creó orquestas infantiles y juveniles, en Tijuana, Baja California, en donde dirigió tanto el Centro de Artes Musicales como la OBC. Estas experiencias fueron determinantes para que el actual presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, lo invitara a integrarse a su equipo.

A decir del director, el estudio muestra cómo cambia la vida de los niños, y hasta su manera de pensar, quieran o no ser músicos en el futuro, cuando se les da la opción de hacer un trabajo colectivo. El resultado impacta también a la gente que "se conmueve" de ver la fuerza "visual y energética" de 120 niños, más un coro, tocando juntos. Y replantea la pregunta:

"¿Puede contribuir esto? ¡Claro que puede! ¿Va a terminar con la violencia? No, porque al mismo tiempo debe haber otros programas que enlacen el trabajo; pero desde nuestra perspectiva, para la lucha contra la violencia la opción que podemos dar es musical y sería genial lograr cinco orquestas en cada barrio."

Si bien Venezuela y Colombia avanzaron en su lucha contra la delincuencia incluyendo programas y proyectos culturales, la pregunta es si basta con dar una opción a un niño, a quien de cualquier forma no se le modifican las condiciones de su comunidad a veces carente de recursos o con otros problemas. En Medellín, dice...

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