Empantanado el proyecto para la sede de la Academia de la Lengua

AutorJudith Amador Tello

Luego de que la Academia Mexicana de la Lengua adquirió hace ya más de un año, en 100 millones de pesos, la que fuera residencia del Apóstol del árbol Miguel Ángel de Quevedo, en la emblemática calle co-yoacanense de Francisco Sosa 440, barrio de Santa Catarina, el plan para crear ahí la Casa de la Palabra y establecer su nueva sede parece no avanzar.

Empantanado en la burocracia de trámites y requisitos de autoridades de la Ciudad de México y la delegación Coyoa-cán, así como de los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH) y de Bellas Artes (INBA), el proyecto no ha logrado conseguir el cambio de uso de suelo (que por ahora es habitacional) ni la licencia para iniciar una nueva construcción, para la cual -además- no cuenta con los recursos suficientes aún.

En su momento, la compra de la casa -que era propiedad de los hermanos Aguilar Zinser, bisnietos de Quevedo-, fue puesta en tela de juicio por haber-se realizado con un donativo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) otorgado por su entonces titular, Consuelo Sáizar, en abril de 2012.

Para el investigador y analista Carlos Lara, autor del libro Voces, ecos y propuestas para la agenda cultural del siglo XXI. 25 años de debate, que se presenta este lunes 2 en el Centro Cultural Tijuana, es una muestra de la forma en la cual la exfuncionaria dispuso de recursos públicos para caprichos personales (ver recuadro).

En su columna del 29 de octubre de 2012, luego de haberse dado a conocer oficialmente el proyecto, el periodista Humberto Musacchio dio cabida a la opinión del arquitecto Víctor Jiménez (exdirector de Arquitectura del INBA), para quien el pago de cien millones de pesos fue "generoso" pues es una zona de "uso de suelo habitacional de baja densidad, lo que hace inviable el proyecto de erigir ahí un complejo cultural con oficinas, auditorio, biblioteca y un museo interactivo..."

Agregó Musacchio:

Otro punto que despierta suspicacias es que el secretario técnico de Conaculta, Roberto Vázquez, es pareja de una res-petable dama de la familia Aguilar Zinser, vendedora del terreno.

En entrevista con Proceso, en sus oficinas de la editorial Siglo XXI, Jaime La-bastida Ochoa, director de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), relata que la institución no presentó un proyecto para concursar por los cien millones de pesos:

"No, debo decirle que la licenciada Sáizar siempre tuvo mucho interés en los asuntos de carácter lingüístico y de carácter editorial. Ella nos dijo que disponía de un recurso para la adquisición de un predio y entonces nos pusimos de acuerdo con los Aguilar Zinser para poder adquirirlo. Éste fue el origen."

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