Entregas en caliente / Héroe de acción

A Paco Jones siempre le había atraído la idea de ser un héroe de acción. Desde niño hacía hasta lo imposible para que lo llevaran a ver películas en el cine de la esquina. Era muy diferente a los complejos que hay ahora, no tenía las modernidades, los asientos, las luces ni palomitas gigantes. Aun así, disfrutaba a más no poder cada que lo llevaban.

Esto se volvió bastante patológico. Cuando comenzó a ir con sus compañeritas de la escuela, aprovechaba la oscuridad para iniciarse en las artes que ahora le dan prestigio. Puede recordar con precisión la escena que estaba pasando en la pantalla en el momento justo en que le arrancó el primer beso a Irmita. Durante una época fue capaz de repetir los diálogos justos de la ocasión en que deslizó su mano por su pierna y de lo que sintió en la punta de los dedos. Algo que repitió cuantas veces pudo no sólo con Irmita sino con cuanta compañera, amiga o novia que tuviera por aquellas fechas. Iban al cine a aprovechar el anonimato, no a ver las películas.

Eso terminó cansando a Paco Jones porque a él realmente le gustaba ver lo que sucedía en la pantalla. Claro que le gustaba más explorar a su acompañante en turno. Hasta es capaz de recordar todas las veces en que fueron expulsados del cine por un vigilante que no podía con la envidia. Si Paco Jones hasta se preguntó si el vigilante esperaba a que la damisela en cuestión tuviera el mástil erecto del hoy mensajero en las manos para interrumpirlos en plena acción.

El caso es que pronto decidió dejar de ir al cine. Al menos acompañado. Las cosas que empezó a hacer con las mujeres era mejor hacerlas en un lugar privado...

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