El escándalo que amenaza hundir a Dilma

AutorAndrés Carvas

RÍO DE JANEIRO.- La brasileña es una sociedad acostumbrada a los escándalos políticos: es rara la semana en la cual no aparezca en las primeras planas alguna turbia trama que involucre a funcionarios, partidos políticos o empresas.

Pero la tormenta desatada hace unas semanas por el descubrimiento de una maquinaria de lavado y desvío de dinero por medio de Petrobras, la empresa nacional petrolera de Brasil, no deja de crecer y amenaza con gangrenar la campaña para las elecciones presidenciales del próximo 5 de octubre.

Fundada en 1953, Petrobras fue desde sus inicios una empresa estatal con metas ambiciosas. Ya era importante para los gobiernos en turno, pero su papel político fue catapultado en 2006, cuando Brasil entró al selecto club de potencias petroleras al hallarse en sus costas yacimientos profundos con enormes reservas de crudo.

En su informe anual de 2013, la Agencia Internacional de la Energía estimó que, gracias a esos yacimientos, Brasil puede convertirse en uno de los 10 mayores productores de crudo para 2015, si hace las inversiones necesarias.

Quien en 2006 era mandatario -y supuestamente aspiraría a otro periodo presidencial en 2018-, Luiz Inacio Lula da Silva, afirmó que esos pozos provocarían un vuelco en la balanza energética de Brasil al convertirlo de importador en un gran exportador. Los ingresos de la explotación del crudo, dijo, irían a parar fundamentalmente a las clases desfavorecidas, en forma de salud pública y educación, dos de los retos más apremiantes del país.

Su sucesora, actual presidenta y candi-data a la reelección, Dilma Rousseff, puso encima de la mesa una cifra que iría destinada a esos dos sectores: los ingresos equivalentes a 75% del total de regalías y a 50% de la venta de petróleo.

Para acometer esa tarea -que beneficiaría sobre todo a la base social del Partido de los Trabajadores (PT), el cual se atribuye el mérito de haber elevado el nivel de vida de 50 millones de personas al estándar de clase media en una década-, Brasil y Petrobras deben invertir una suma colosal: 102 mil millones de dólares, confirmó la presidenta de la petrolera, María das Gracas Foster, el 2 de junio pasado.

Esa cantidad es necesaria porque el petróleo recién descubierto no es de fácil acceso: está a profundidades de hasta siete kilómetros y bajo una capa de casi 2 mil metros de sal del lecho marino. El objetivo es utilizar esas reservas para duplicar la producción petrolera actual, pasando de unos 2 millones de barriles...

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