Europa y las ilusiones perdidas

AutorOlga Pellicer

El deterioro de la situación social en algunos países de la región es evidente. Allí está España, de donde nos llegan noticias cada vez más devastadoras sobre los niveles de desempleo (un 50% entre la población joven), el recorte de los presupuestos en materia de salud y educación, la disminución de las pensiones a los jubilados, la eliminación de servicios sociales a los inmigrantes, la suspensión de la mitad de los programas de cooperación internacional, el recorte a actividades artísticas y culturales.

El futuro no es prometedor para revertir esas tendencias. El pacto fiscal para la reducción del déficit público, dictado por las instituciones de la Unión Europea, bajo la influencia de la mancuerna Mer-kel-Sarkozy, no ha dejado espacio para las políticas que favorezcan la creación de empleo. Por el contrario, la renegociación de los acuerdos laborales apunta hacia la reducción de salarios y puestos de trabajo así como a la eliminación de prestaciones sociales.

Mientras esto sucede bajo las políticas de austeridad, desaparece el ideal de un espacio europeo que, a través de su proceso de integración, prometía avanzar hacia una mayor cohesión económica y social. Cuando se inició, hace más de 25 años, el proceso de ampliación de la entonces llamada Comunidad Europea hacia los países del Mediterráneo (Portugal, España y Grecia) se popularizó una retórica europeísta que tenía como uno de sus ejes fundamentales el objetivo de aglutinar a los países de la región en torno a un conjunto de normas, principios y objetivos comunes. Esto conllevaba la gran promesa de avanzar hacia la disminución de las disparidades económicas y sociales en el continente.

Hoy, pocos recuerdan aquel objetivo. En realidad, la integración europea, sus pactos constitutivos y sus instituciones establecidas en Bruselas, nunca lograron hacer penetrar entre los ciudadanos la idea de una verdadera identidad europea. Basta hablar con cualquier paseante alemán para darse cuenta de la indignación que le produce el hecho de que sus impuestos contribuyan a solucionar la crisis económica de los "irresponsables griegos", hacia quienes no experimenta el menor sentido de solidaridad.

La salida de Grecia de la zona euro, un hecho al que se refieren cada vez con mayor frecuencia analistas y tomadores de decisiones, parece ser cuestión de semanas. Dará un golpe mortal al ideal de la cohesión europea. En el futuro, ésta dejará de ser referencia para el proceso de integración. La Unión...

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