Del IFE al Prife...

AutorHéctor Tajonar

En ambos casos se manifiesta la intención de exonerar a la coalición Compromiso por México de las irregularidades cometidas durante el proceso comicial con el fin de aparentar que la victoria del presidente Enrique Peña Nieto en las urnas fue resultado de una elección impoluta. En ese mismo sentido fue dictada la sentencia inatacable del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación al emitir la declaratoria de validez de la elección presidencial y de presidente electo el 31 de agosto de 2012. Al parecer, se pretende borrar cualquier falta que pudiera manchar la pureza de una elección imaginaria que los asesores presidenciales se empeñan en convertir en realidad histórica con el aval de las autoridades electorales.

Tal osadía implica una buena dosis de pensamiento mágico, que me remite a los hechiceros descritos por James Frazer en La rama dorada: "No es que el hechicero sea siempre un impostor y un bribón, pero cuanto más sagaz sea, más fácilmente percibirá las falacias que impone a los tontos. De esta manera, los más habilidosos miembros de la profesión tienden a convertirse en impostores más o menos conscientes, y es lógico que estos hombres, en virtud de su habilidad superior, lleguen a ocupar la cúspide y a conquistar para ellos mismos las posiciones de mayor dignidad y autoridad".

Nuestros hechiceros electorales aten-tan no sólo contra la inteligencia de los ciudadanos sino contra el principio de certeza que debe normar a las instituciones que representan. El intento por desaparecer mediante actos de prestidigitación jurídica y contable la evidencia de un amasijo financiero conformado por las empresas fantasma Efra-Alkino-Atama-Inizzio, o de esfumar el origen y destino del dinero de los monederos Monex utilizados por la coalición PRI-Verde, supone confiar demasiado en la credulidad de la sociedad mexicana. El ocultamiento y la tergiversación de cifras y hechos expresados en un fárrago de fojas no basta para negar evidencias palpables; lo único que se consigue es erosionar aún más la deteriorada credibilidad del IFE. Si lo que se busca es crear una mayor legitimidad, se logra el efecto contrario.

De acuerdo con el artículo 41 de la Constitución y el 109 del Cofipe, el Instituto Electoral debe regirse por los principios de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad. Sus procesos de deliberación y toma de decisiones deben darse con "total independencia respecto a cualquier poder establecido", supeditando...

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