El infierno de las drogas

De acuerdo con la Secretaría de Salud, en México, al menos 400 mil personas son adictas a algún tipo de droga y su dependencia puede llevarlos a humillarse, agredir, robar, enloquecer, matar o morir.

Y lo más duro es que hasta los mismos especialistas en adicciones reconocen que no hay lugar, terapia, tratamiento o grupo de autoayuda que garantice su rehabilitación total, pues ésta no depende ni de las instituciones, programas o de los familiares que sufren, sino de quien consume las drogas.

El adicto es, en la mayoría de las veces es el último en reconocer que tiene un problema.

"Al principio prueban las drogas para sentirse bien y después para ya no sentirse mal", afirma Sergio Berumen, director de los Centros de Rehabilitación Sergio Berumen, quien advierte sobre el malestar y dependencia que puede llegar a ocasionar el consumo inconsciente e inmoderado de los fármacos.

"Cualquier persona que prueba una droga es susceptible de volverse adicta. Hay personas que crean una dependencia inmediata y otras que tardan años, pero una vez que alguien se convierte en adicto compulsivo no hay forma de curarlo de manera absoluta.

"No hay manera de curar las adicciones de la forma en que uno quisiera, es decir, que el adicto tomara una copa o hablara de las drogas sin sentir deseo en consumir esas sustancias con exceso sin caer en lo más bajo", sostiene el especialista.

Terapeutas y directivos de diversas instituciones, públicas y privadas, de rehabilitación afirman que la farmacodependencia es una enfermedad crónica, que, al igual que la diabetes o el cáncer, no tiene cura, sólo se controla y siempre existe el riesgo latente de que el adicto o paciente, vuelva a recaer.

Al igual que Berumen, otros especialistas en problemas de adicción, admiten que hay centros de autoayuda y clínicas o centros de rehabilitación, privados y públicos, que son muy efectivos, que ayudan a que el adicto permanezca abstemio durante un tiempo indeterminado, pero toda persona que sufre dependencia, sin excepción, siempre estará bajo el riesgo de recaer.

"Hay casos que nunca los va a curar nadie, ni Alcohólicos Anónimos, ni Drogadictos Anónimos, ni Narcóticos Anónimos, ni Centros de Integración, nadie.

"Son casos gravísimos, casos de 8 o 12 años de evolución y francamente son casos terribles que es muy difícil de rehabilitarse, aunque son muy pocos", afirma Raúl Zapata, director de Prevención de los Centros de Integración Juvenil.

MALAS EXPERIENCIAS

La imperante adicción de Alejandro a los solventes y mariguana, provocó que a los 21 años sus padres lo llevaran a la 'casa de la risa' luego de que bajo los influjos de la droga protagonizara una locura de la cual ya no se acuerda, pero que a pesar de ello, no piensa dejar de consumir droga.

Alejandro ahora tiene 35 años y a diferencia de cuando contaba con 12 (edad en la que empezó a drogarse), ahora ya no inhala solventes, dice que prefiere su churrito de mota y de vez en cuando una que otra grapa de coca, sustancias de las cuales reconoce su adicción y lo difícil que le es (y será) desacostumbrarse, ya que el sólo el hecho de no consumirlas con frecuencia, le produce ansiedad.

"Soy...

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