Nosotros los jotos / Censura en el Chopo-UNAM

Dicen que las mejores fotos son las platicadas...

El jueves 2 de junio asistí con gran gozo al Museo Universitario del Chopo a la inauguración de "Batallas en el misterio", exposición retrospectiva con la portentosa obra de mi querido y admirado Reynaldo Velázquez. Sin exagerar, creo que era la joya de la corona del programa del 29 Festival Internacional de la Diversidad Sexual (FIDS), heredero de la Semana Cultural Lésbico Gay que tenía lugar en el mismo recinto de la UNAM con la coordinación de José María Covarrubias.

Recordarás, querido lector, que aquí te di noticia de los eventos más destacados del FIDS, que hoy dirige el tesonero promotor Salvador Irys.

Curada por el maestrazo Alfredo Matus, la muestra desplegaba más de 30 esculturas en madera y placas de grabado con los temas que han obsesionado a mi amigo: el desnudo, el deseo, el dolor y la muerte, abordados con un toque religioso.

Los museógrafos del Chopo hicieron un trabajo magnífico de montaje en la galería más alta, bañada por una tenue luz natural que le daba al ambiente un toque místico. Las vigas curvas del techo del edificio histórico hacían un contraste muy interesante con la calidez de las maderas que usa Reynaldo para esculpir lo mismo cuerpos masculinos y femeninos en posiciones eróticas, que partes anatómicas como ese par de pies soberbios de la pieza "Pedestre", elegidos por su realismo y belleza como la imagen que publicitaba la exposición.

Bien acogido por amigos y admiradores, Reynaldo lucía feliz esa noche de la inauguración y se dejaba tomar fotos junto a su obra, sobre todo bajo una especie de Cristo, "Ecce Homo", que colgaba al fondo como la pieza estrella, y destacaba por sus armónicas proporciones y un miembro digno de un dios encarnado.

Estimulado por las representaciones tan sugerentes del cuerpo humano logradas por la mano de un gran artista, y que había sido todo un logro reunir porque están en colecciones privadas, tuve la idea de producir unas fotografías de la exposición agregando un modelo de carne y hueso a su imagen y semejanza, esto es, desnudo. Le conté el proyecto a Reynaldo, quien se mostró entusiasmado, y solicité la ayuda de Salvador para obtener la autorización del Chopo. Diligente como es, a los dos días me dijo que le había comentado el asunto a Raquel Montes, encargada de Difusión. Para mi sorpresa, fue ella quien se adelantó en llamarme; le advertí que alguna de las fotos podría aparecer aquí junto con la crónica de la experiencia, y...

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