Luces para la paz

AutorRafael Croda

BOGOTÁ.- El delegado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en las negociaciones de paz con el gobierno, Andrés París, es optimista en torno al desarrollo de éstas -que tienen lugar en La Habana- y cree que es posible cumplir "la aspiración de todos los colombianos" de alcanzar un acuerdo que ponga fin a 49 años de guerra interna. "El avance más notorio es que contamos con elementos en borrador de algunos aspectos de la problemática agraria", afirma París en respuesta a un cuestionario por escrito que le hizo llegar Proceso.

Señala que México podría contribuir a la paz colombiana apoyando los diálogos de La Habana, en los que Cuba y Noruega fungen como países garantes, y Venezuela y Chile como acompañantes. De común acuerdo las partes pueden invitar a otras naciones según "las necesidades del proceso", como establece la agenda de negociaciones.

El integrante del Estado Mayor Conjunto de las FARC asevera que "otro gran avance, más importante (que el borrador de acuerdos sobre el tema agrario), es que se ha conformado una amplia convergencia de fuerzas que están por la defensa del proceso", que se inició a nivel de conversaciones entre los representantes de la guerrilla y el gobierno de Colombia el pasado 19 de noviembre en la capital cubana.

Las partes concluyeron el pasado jueves 21 la séptima ronda de negociaciones con un comunicado conjunto en el cual informaron que siguen avanzando "en la construcción de acuerdos sobre los temas de acceso y uso de la tierra, tierras improductivas, formalización de la propiedad, frontera agrícola y protección de zonas de reserva".

La tierra

En estos cuatro meses de pláticas los delegados se han centrado en la discusión del tema agrario, origen del conñicto armado en Colombia y que figura como el punto número uno de la agenda: "Política de desarrollo agrario integral". Ya hay acuerdos en torno al apartado "acceso y uso de tierra", un asunto medular en cualquier revolución latinoamericana.

En Colombia, donde los terratenientes han bloqueado desde el siglo pasado cualquier intento de reforma agraria, el problema está vigente y se agudizó en las dos últimas décadas, pues al conflicto histórico se agregó el despojo de 6.6 millones de hectáreas por parte de organizaciones delictivas -narcotraficantes y paramilita-res de extrema derecha y sus remanentes, conocidos como bandas criminales o ba-crim- así como de latifundistas.

Según París, la concentración de la tierra es el origen del conflicto armado interno. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ubica a Colombia entre los países más desiguales del mundo en distribución de la tierra, con un índice Gini de concentración de propiedad rural de 0.85, cuando el máximo de desigualdad es de 1 punto. El 52.2% de la superficie agrícola está en manos de 1.15% de la población.

Las partes dialogan en La Habana sobre la creación de un fondo de tierras para repartir a los campesinos, incluidos los 4.9 millones de desplazados que ha dejado la guerra. Para las FARC el fondo necesita un mínimo de 20 millones de hectáreas y el gobierno ofrece 8 millones.

De acuerdo con París, de las 114 millones de hectáreas que hay en Colombia, "36 millones están dedicadas a la ganadería extensiva, que es una forma de enmascarar el latifundio; 10 millones están en manos de testaferros y narcos, pero a pesar de que en público se dice (por parte del gobierno) que serán devueltas y puestas al servicio de los campesinos, el Estado sólo ha ganado tres...

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