La mafia "itamita"

AutorJorge Carrasco Araizaga

El pasado 28 de abril The Wall Street Journal descalificó al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, como un auténtico neoliberal. Lo acusó de manipular la conducción económica para favorecer sus intereses políticos. Nada más agraviante para el poderoso jefe del gabinete económico de Enrique Peña Nieto y los principios ortodoxos de su alma máter, el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

La columnista e integrante del consejo editorial del influyente periódico, Mary Anastasia O'Grady, fue contundente: En sus 16 meses de gestión Videgaray Caso "ha mostrado gradualmente una profunda desconfianza hacia los mercados", que puede amenazar el crecimiento económico prometido por su jefe. Puso como ejemplo la Ley Federal de Competencia Económica o ley antimonopolio, aprobada en marzo por la Cámara de Diputados y en abril por el Senado a iniciativa del gobierno federal.

"Una desregulación significa menos poder para los políticos, y ese no es el objetivo del ejercicio antimonopolio. Esta ley sólo podría venir de un gobierno convencido de su superioridad intelectual sobre el orden espontáneo", escribió la también editora.

En su cuestionamiento, la analista identifica a Videgaray como el "líder del equipo de reformadores" de Peña Nieto. Desde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en efecto, encabeza al grupo de economistas egresados del ITAM que tiene el control del aparato económico del Estado mexicano.

Como no había ocurrido en los 30 años de dominio neoliberal, desde el gobierno de Miguel de la Madrid, los ortodoxos del mercado egresados del tecnológico del sur del Distrito Federal no habían tenido tanto mando como el que ejerce Videgaray.

Con su escuela económica forjada en el ITAM y afianzada con posgrados, sobre todo en Estados Unidos, ellos tienen en sus manos la economía del país y mucho más.

Bajo su dominio e influencia están las secretarías de Hacienda, Energía, Comunicaciones y Transportes y Relaciones Exteriores, además de hallarse al frente de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, a las que están decididos a reducir, eso sí, como monopolios del Estado.

Dominan en la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer), la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de las Instituciones Financieras (Condusef).

Tienen bajo su control la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), Nacional Financiera (Nafin), el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi), el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) y el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).

Gobiernan la Administración General de Aduanas y la Tesorería de la Federación; se encuentran incrustados en las secretarías de Desarrollo Social, del Trabajo y de Agricultura. Su influencia alcanza al Gobierno del Distrito Federal y al del Estado de México, y están al frente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público en el Senado. También fuera del gobierno, como un ente autónomo, uno de sus profesores, Agustín Carstens, es gobernador del Banco de México.

Reprobado hasta ahora ante los ojos de la ortodoxia neoliberal estadunidense, Videgaray y su grupo surgieron del Departamento Académico de Economía que el...

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