Mariguana made in USA

AutorJ. Jesús Esquivel

SAN FRANCISCO.- “Los estadu-nidenses queremos drogas, tenemos un apetito enorme por las drogas. Las drogas son parte de nuestra cultura, y quien lo niegue es un hipócrita", proclama Eric Sligh.

Redwood Valley es un pueblo diminuto con poco más de mil habitantes, ubicado a unos 200 kilómetros al norte de la ciudad de San Francisco, pero su insignificancia geográfica queda rebasada por ser una de las áreas más destacadas para la "siembra legal" de mariguana con fines medicinales. Es aquí donde vive y trabaja el joven Sligh, editor de la revista Grow y uno de los más famosos productores de mariguana en el estado de California.

En el jardín de su casa, en medio de sus 11 plantas de mariguana, Eric Sligh dice a Proceso: "Aquí, la siembra de estas plantas es muy importante para la economía del estado", pues tan sólo en los condados de Humboldt, Mendocino y Sonoma "significa un ingreso anual de unos 5 mil millones de dólares".

Esta región del norte de California es conocida como el Triángulo de la Esmeralda por sus tierras fértiles y su clima húmedo; esos tres condados son el corazón de la campiña donde se producen algunos de los mejores vinos de América, pero también, como lo aclara Sligh, "las mejores plantas de mariguana de todo el planeta".

Por automóvil, una vez que se cruza la bahía de San Francisco a través del Golden Gate hacia el norte, sobre la Ruta 101, el panorama se torna verde. Las parras aparecen por ambos lados de la carretera, plantíos raramente interrumpidos por los ranchos de ganado vacuno y de llamas, que también hay por decenas a los pies de las montañas californianas.

Junto a los más famosos y exitosos viñedos del norte de California, en los valles de Anderson, Ukiah y Willits, miles de estadunidenses siembran legalmente la mariguana que venden a 50 dólares por una porción de 28.3 gramos, o a 4 mil dólares por 453 gramos, que son las dosis autorizadas por los médicos.

De color azul cielo, la casa de Eric Sligh se encuentra a la orilla del Camino D, nombre oficial de esta calle de terrace-ría de Redwood Valley, junto a un enorme terreno dedicado a la siembra de uva. Desde el camino luce como una típica construcción de la campiña californiana: de un solo piso con un techo a dos aguas; un corredor en la fachada donde hay una silla reclinable, un sofá y una hamaca; en ambos extremos de la construcción hay una cerca de madera de 2.20 metros de altura que rodea un jardín.

"Este es mi pequeño sembradío", dice Sligh al reportero, a quien invita a sentarse junto a una mesa sobre la cual hay varios ceniceros repletos de colillas de cigarros, algunos libros y una pipa de agua para fumar mariguana.

"La siembra de la mariguana es un fenómeno cultural"...

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