En el noroeste, en la mira trasnacional, tierras abandonadas y secas

AutorJuan Alberto Cedillo

DOCTOR GONZÁLEZ, NL.- Decenas de pueblos del noreste del país fueron arrasados y abandonados en los últimos años a causa de la violencia del crimen organizado. En muchos de ellos el éxodo fue paulatino, pues sus habitantes se negaban a abandonar sus tierras. En Tamaulipas, por ejemplo, Ciudad Mier y otras comunidades se quedaron con una cuarta parte de sus habitantes; en Nuevo León, el municipio de China tiene hoy 60% de sus casas sin habitar, y en Coahuila los desplazamientos de población fueron numerosos.

Hoy, los ranchos y tierras agrícolas abandonados proliferan en las tres entidades y comienzan a convertirse en problema para las autoridades federales y locales, ya que están en la mira de las compañías trasnacionales Hallibur-ton, Schlumberger y Weatherford, interesadas en explorar el subsuelo de la región en busca de hidrocarburos no convencionales.

Los "gestores" de Petróleos Mexicanos (Pemex) no saben cómo localizar a los dueños para evitar las invasiones de los per-soneros de los inversionistas extranjeros, prestos a construir sus pozos exploratorios luego de la aprobación de la reforma energética; poco les importa que algunas localidades, como Ciudad Mier y sus inmediaciones, estén envueltas en la violencia criminal desde principios de 2010.

En esa zona los enfrentamientos entre pistoleros del Cártel del Golfo y Los Zetas -organizaciones que se disputan la plaza-son frecuentes. En el primer trimestre de aquel año las balaceras llegaron a prolongarse durante 24 horas. Y aun cuando los pobladores pidieron auxilio a la Octava Zona Militar, las tropas nunca llegaron.

Los estruendos de las granadas y el in-tercambio de disparos con fusiles de asalto se escuchaban por todos los rumbos del pueblo, comentan los lugareños. Lo mejor era refugiarse en sus casas de sillar -un ladrillo de lodo que aísla el calor pero que es demasiado débil para frenar las balas-con la esperanza de que los disparos no los alcanzaran y ponerse a rezar.

Durante 2010, relatan, las instalaciones de la Policía Municipal de Ciudad Mier -el antiguo "pueblo mágico" de la frontera chica de Tamaulipas, en el que vivían alrededor de 7 mil habitantes- fueron atacadas e incendiadas. Para julio, la gente rica no pudo más y comenzó a huir.

En noviembre de ese año, tres cuartas partes de los lugareños ya se habían ido. Los más pobres organizaron una peregrinación y caminaron 20 kilómetros para asilarse en el municipio de Miguel Alemán, donde las autoridades improvisaron...

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