En el límite de la "línea roja"

AutorTémoris Grecko

EL CAIRO.- Sheikh Maksoud es un distrito de mayoría kurda perteneciente a la norteña ciudad siria de Alepo. Aunque se ubica en la zona controlada por la oposición, está junto a la línea del frente que la separa del área bajo dominio gubernamental. Desde antes de la guerra era un barrio polvoriento, de edificios avejentados y calles rotas que ahora muestra los estragos de la guerra.

En este lugar viven hacinadas muchas familias, como la de Yasser, formada por su esposa, su hermana y dos niños. Este hombre cuenta que la madrugada del pasado 13 de abril luego de que terminaron sus oraciones se fueron a dormir.

Más tarde "escuché que algo explotaba en el techo", le contó Yasser a Mohammed Sergie, del sitio especializado Syria Deeply, que lo publicó el 17 de abril último. "Pensé que era un obús y llamé a mi hermano para que nos auxiliara. Sus bebés, de año y medio y de cuatro meses de edad, estaban hiperventilando. Me di cuenta de que había químicos en el aire y le dije a todo el mundo que saliera". Aunque los vecinos alcanzaron a llevarlos al hospital, tanto su mujer como los infantes murieron.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un grupo que actúa desde Gran Bretaña, dio cuenta de testigos que dijeron que al alba un helicóptero arrojó dos bombas y que, según fuentes médicas, las víctimas sufrían de alucinaciones, vómitos severos, espumación de boca, sangrado de nariz y ardor de ojos.

Como evidencia quedaron fotografías de objetos encontrados en el sitio del ataque: dos cilindros blancos de plástico, del tamaño de la mitad de un puño, con manijas metálicas.

Dos semanas más tarde, el 29 de abril, en el pueblo de Saraqib, en la cercana provincia de Idlib, piezas idénticas aparecieron en el segundo de los dos principales casos en que se sospecha que el ejército sirio utilizó armas químicas.

Testigos citados por la cadena Al Ja-zeera afirmaron que dos aviones arrojaron "ocho bombas" que "contenían extrañas sustancias químicas", lo que provocó dos muertes y una veintena de heridos con "serias dificultades para respirar" y síntomas parecidos a los del evento anterior. Los cilindros blancos, afirmaron las personas entrevistadas, "eran bombas".

Durante las últimas dos semanas hubo intensos debates acerca de si se usaron armas químicas en Siria. Tanto el gobierno como los rebeldes se acusan de haberlo hecho, y en el extranjero sus aliados les hacen eco. El punto de disputa es clave: mientras que la guerra en Siria ya superó los dos años, Estados Unidos y sus aliados europeos aún no logran un consenso sobre si deben o no intervenir militarmente en contra del régimen de Bashar al As-sad. Conforme las víctimas pasaban de los cientos a los miles y a las decenas de miles, hasta las más de 70 mil actualmente estimadas, quedó claro que su número por sí mismo no conduciría a una acción directa por parte de los occidentales.

El pasado 20 de agosto, el presidente Barack Obama estableció que "la línea roja para nosotros empieza si vemos un montón de armas químicas moviéndose por ahí o siendo utilizadas".

Desde entonces, a cada alegato de que hay pruebas de ataques con armas químicas, la Casa Blanca ha respondido que no hay datos concluyentes. Los funcionarios...

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