Muestran su ingenio en el Poli

Consciente desde niño de la realidad que sufren las personas parapléjicas o que tienen alguna discapacidad que les impide caminar, Luis Joel Soto quiso crear una silla de ruedas que les ayudara a valerse por sí mismos y les permitiera, además, subir escaleras.

A los 12 años, y debido al padecimiento de su padre, se imaginó un mecanismo impulsado a través de un tractor oruga.

A los 15, intentó construir la silla para presentarla como su proyecto final en la vocacional, pero al no tener la capacidad técnica para realizarla decidió esperar, hasta que finalmente pudo desarrollarla tras estudiar Ingeniería en Mecatrónica en el Instituto Politécnico Nacional (IPN).

"En la carrera me di cuenta que hay 3 millones 45 mil personas en México que requieren de la silla. Si mi papá se va, sigue habiendo 3 millones 44 mil 999 personas que la necesitan", comparte.

Es por ello que, pese a las carencias que enfrentó en el proceso, decidió que su obligación era terminar el diseño.

"Mi familia nunca ha tenido muchos recursos, mi papá ha estado enfermo durante mucho tiempo, pero al final del día mi mamá siempre me ha enseñado que, si quieres algo, debes ir por ello", señala el ingeniero de 25 años.

Así inició la empresa Planetary y comenzó a trabajar en el boceto de la silla de ruedas "Planet Chair", nombre que escogió al considerar que otorga a los discapacitados la libertad de movimiento que pudieran tener si estuvieran en ausencia de gravedad.

"La silla está pensada para un entorno citadino en el que la persona pueda trabajar...

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