Una niña bien... mala / Ciclomarcha nudista

El sábado pasado se realizó una marcha en bicicleta en la que, requisito indispensable para tod@s, era que estuvieran desnudos. El objetivo de esta ciclomarcha es hacer conciencia para utilizar menos los automóviles y más las bicicletas a fin de contribuir a un ambiente más puro, pero por supuesto, uno que otro asistente como yo, aprovechamos para tener un pretexto para encuerarnos en público.

El ambiente era sorprendentemente ligero y amigable y la penita de estar en pelotas frente a todo el mundo, se iba alivianando mientras más asistentes se incorporaban a las calles de Reforma, en donde además se encontraban algunas personas ofreciendo sus servicios para decorar tanto las bicicletas como la mismísima piel de quienes nos encontrábamos a punto de comenzar con aquella travesía, así que, luego de hacerme un par de decoraciones, comencé con aquel divertido recorrido entre risas, escándalo, fotos y mucha adrenalina.

Hacía mucho tiempo que no andaba en bici y tardé un poco en agarrar el ritmo que todos llevaban en la carrera, así que volteé a mi alrededor y decidí pegármele a una pareja que venía a un ritmo casi igual al mío disfrutando de la vista y de la mañana soleada.

-Hola, perdón que me les pegue, pero necesito ir agarrando confianza para lograr incorporarme de lleno a la marcha.

-Ja, ja, ja, nosotros andamos en las mismas, mi prima es la segunda vez que se sube a una bicicleta y la voy ayudando.

Aquel ciclista encantador me súper sacó de onda desde el instante en el que mencionó que quien iba con él era nada más y nada menos que su prima. La verdad es que la decisión de ir a una ciclo marcha NUDISTA con tu prima no es cualquier cosa, a menos que como dicen, "a la prima se le arrima", y en efecto, ése era el caso.

-¿De verdad? ¿son primos?

Y sin tener que decir más, aquellos dos se soltaron contándome toda su historia de amor, misma que agradecí de todo corazón, pues mi líbido subía con cada aventura que aquellos dos me iban contando en el camino y, al darme cuenta que lo prohibido los mega prendía, decidí irlos sondeando para ver hasta dónde podrían llegar aquel par de locos y ¡oh sorpresa! nos bastaron dos cuadras para desviarnos y experimentar un poco de sexo urbano.

Muy convenientemente se nos atravesó un estacionamiento subterráneo y, aprovechando que nuestro lento ritmo nos había hecho alejarnos de la multitud, nos sumergimos en aquel lugar, estacionamos las bicicletas en una esquinita y tratamos de esquivar todas las cámaras...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR