Una niña bien... mala / ¡Vaya sesión de fotos!

Me encanta tener sesión de fotos, pero definitivamente las últimas que programamos con mi colega y buena amiga Melody Petite, han sido las más divertidas y cachondas que he tenido hasta el momento. Melody y yo no nos conocemos desde hace mucho, pero siempre ha habido buena química entre las dos y por eso aprovechamos que ella se encontraba de gira por la Ciudad de México para juntarnos y sacarnos unas fotos deliciosas para todos ustedes, que ya irán viendo poco a poco aquí y en la columna de los jueves de ella.

Desde el inicio ese día todo fue diversión y mientras más fotos nos tomaban y más pasaban las horas, la cachondez entre nosotras fluía de forma tan natural que de plano nos olvidamos de las poses frías y congeladas y mejor nos dispusimos a disfrutar del momento, dejando que nuestras bocas se rozaran de vez en vez y que nuestras manos recorrieran nuestra piel sin una sola restricción.

Por supuesto, al final de aquella candente sesión terminé con unas ganas locas de buscar pelea y, para mi buena suerte no tuve que esforzarme mucho pues, corrí a casa del Loco y, como es lo normal ahí, poco a poco fueron llegando decenas de súper guapos amigos y amigas y se fue generando una vibra intensa y armónica que nos invitó a todos a quedarnos ahí hasta terminar en tremenda fiesta que por supuesto mi loco amigo y yo agradeceríamos infinitamente horas más tarde.

Aunque ya un poco cansada de la sesión, el Loco y yo agarramos pila y decidimos unir esfuerzos para salir de cacería y tener una buena experiencia juntos con alguna niña linda que por allí nos topáramos al final de la noche.

La adrenalina de nuestra complicidad, aunada a las feromonas circulantes en el ambiente, lograron subir nuestra calentura a punto de ebullición y de inmediato comenzamos a brincar de una travesura a otra sin parar, con el único fin de ir sondeando la situación hasta llevarnos a vislumbrar a lo lejos a una chica hermosa con piel de porcelana que no paraba de enviar mensajes por su celular.

Los dos con nuestro libido hasta el tope luego de una sesión de fotos tan sexy y afrodisíaca, moríamos por comenzar a interactuar con aquella distraída mujer y poco a poco nos acercamos hasta lograr estar ya en plena plática los tres.

Sin embargo, el cansancio de las fotos comenzaba a hacer estragos y bastó que esta mujercita se alejara un par de minutos para seguir con su misteriosa conversación por celular, para que yo me fuera a recostar a un sillón y me perdiera ahí por un ratito...

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