El nuevo salario mínimo nació muerto

AutorJuan Carlos Cruz Vargas

Antes de que termine este año, la Secretaría de Hacienda dará a conocer los nuevos precios de las gasolinas, que entrarán en vigor apenas se inicie 2017. Es inevitable que la medida contribuya a la inflación, pues este tipo de aumentos son los que más inciden en el índice general de precios.

Las semanas previas a la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos -el 20 de enero- serán de intensa volatilidad en los mercados cam-biarios y, en general, de mucha incertidum-bre en el ámbito financiero internacional, lo que podría provocar una caída acelerada del peso y encarecer las importaciones.

Lo anterior moverá a las empresas -que ya no tienen margen de maniobra porque llegaron al límite con la depreciación persistente del peso en el último año- a incrementar los costos, y esto se reflejará en los precios finales al consumidor.

El aumento de 77% a la tasa de referencia que decidió el Banco de México el jueves 15 -de 3.25 a 5.75% - hará más caro el dinero, los créditos y, en general, el financia-miento para empresas y personas.

Ante este panorama, el aumento de siete pesos al salario mínimo pasará de los 73.04 a 80.03 pesos diarios a partir de enero próximo, y se compone del incremento habitual en el marco de la inflación esperada -3.9%, o casi tres pesos-, más un "monto independiente de recuperación" (MIR) de cuatro pesos, que por primera vez incluyó la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) el jueves 1, cuando hizo el anuncio.

Sin embargo, ese aumento está por debajo de la línea de bienestar mínimo establecida por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que asciende a 91 pesos diarios por persona e incluye la canasta alimentaria (compuesta por carnes, lácteos, leguminosas, frutas y verduras) y la no alimentaria (integrada por gastos que van desde el transporte, cuidados personales, educación, vestido y vivienda, hasta esparcimiento).

Peor: El incremento se da después de 40 años durante los cuales el salario mínimo ha perdido más de 70% de su valor, golpeado por crisis económicas y por una política que sacrifica el salario para mantener una inflación "estable" y "baja", según lo dicta el Banco de México.

Deflactado a pesos de 2016, este monto representa apenas 33.3% del poder adquisitivo del salario mínimo en 1978.

Si bien es cierto que, por primera vez en la historia, la Conasami incluye un aumento constituido por el MIR de cuatro pesos, más el tradicional incremento de fijación anual de 3.9% (tres pesos), el ritual fue el mismo y sólo quedó la promesa de que será en 2017 cuando el salario podrá alcanzar la línea de bienestar mínimo.

Esa recuperación tendrá que esperar y corre el riesgo de diluirse ante el incremento de precios a raíz de la depreciación del peso, el bajo crecimiento de la economía mexicana y la incertidumbre provocada por el resultado de las elecciones en Estados Unidos, que ganó el republicano Donald Trump.

La ruptura del dogma

Para Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, el aumento salarial no cubre las necesidades de una persona, menos aún las de una familia.

El monto es absolutamente insuficiente -dice en entrevista telefónica-. Lo importante es la ruptura del dogma. Ahora corresponde dar el primer paso para colocar ese incremento por arriba del umbral de pobreza de una persona. Y luego, en los años subsecuentes, tratar de llegar al monto correcto para que...

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