Odisea de Carlsen al filmar "Memoria de mis putas tristes"

AutorJens Lohmann

COPENHAGUE.- A sus 86 años, el veterano director de cine danés Henning Carlsen es un hombre valiente, escrupuloso y persistente. Durante su larga vida de cineasta ha enfrentado numerosos retos y los ha vencido. No es hombre de soluciones fáciles, sino un perfeccionista; películas como Dilemma, Hambre, I Wonder Who's Kissing Her Now, Pan y Oviri lo atestiguan.

También es el caso de su película más reciente: Memoria de mis putas tristes, la última novela del Nobel colombiano Gabriel García Márquez. Pasar a la pantalla grande una novela corta supuestamente sería una tarea fácil para cualquier extraño; parece un libro obvio para adaptarse en una película, es breve y de trama sencilla, sin ninguna producción grandiosa ni complicada. Sin embargo, ¿era así de obvia la novela a decir de Carlsen?

No sé qué tan obvia era -responde el ducho cineasta nacido en Aalborg, Dinamarca, hacia 1927-. La primera vez que la leí estaba en una mala condición, convaleciente de una operación complicada. La puse a un lado después de una lectura rápida y algo superficial de las 107 páginas en la versión danesa. No me impresionó.

-Sin embargo, aquí está como película desde 2012. ¿Cuál fue el gancho?

-Como pasatiempo, durante mi convalecencia había comenzado a releer los viejos y pesados libros de los rusos Tols-toi, Pushkin, Gogol y Dostoievski, y de repente recordé que Knut Hamsun (Nobel noruego 1925) durante su vida adulta colgaba un retrato de precisamente Dostoievski en su estudio. Y en cuanto el nombre de Hamsun se me metió a la cabeza, comencé a pensar en su novela Hambre y en cómo trabajé para filmar ese libro que en realidad es un largo monólogo de principio a fin por el autor mismo, contado en primera persona, sin que en ningún mo-mento nos enterásemos del nombre del narrador. Sólo nos informa que es un escritor en ciernes y que desarrolla una extraña relación con una mujer joven de un intelecto más modesto que el suyo.

Entonces comenzó a buscar otras similitudes entre ellos.

"En Hambre y Memoria de mis putas tristes ambos escritores inventan nombres para las mujeres, la de Hambre se llama Ylayali, y en Memoria..., Delgadina. Ambos escritores tienen un proyecto: en Hambre el propósito es escribir un artículo sobre el cual lo único que llegamos a saber es el título: Los crímenes del futuro. Para la novela de García Márquez, el artículo trata sobre si un noventón de manera alguna puede tener un futuro. En ambos relatos los narradores destruyen sus proyectos poco antes del final."

En otras palabras, Memoria... no pintaba para una producción grandiosa ni complicada. "¿Fue difícil?", se le pregunta. La leve sonrisa de Henning Carlsen desde su sillón favorito en la sala grande y hasta soleada en Copenhague adquiere un toque de seriedad:

-¡Sí y no! Como siempre los dos primeros obstáculos fueron lograr los derechos para filmar el libro, y adaptarlo al cine. De hecho, lo primero fue bastante fácil pues llegué a tener una relación maravillosa con la agente...

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