País Vasco: entre la reconciliación y el odio

AutorAlejandro Gutiérrez

SAN SEBASTIÁN, ESPAÑA.- Borja Sem-per, presidente del Partido Popular (PP) de Guipúzcoa, ha vivido protegido por escoltas armados casi la mitad de su vida: 16 de sus 35 años. La razón: ETA (Eus-kadi Ta Askatasuna, País Vasco y Libertad, en euskera) ordenó su asesinato en 1995, cuando aún cursaba la universidad; incluso la organización pintó su sentencia de muerte en la fachada de su casa.

"Yo nací en democracia, pero no he vivido en libertad. Desde el colegio, pasando por la universidad y la época adulta, todo ha sido miedo o prevenciones", dice Sem-per al enviado de Proceso. "En la familia, recuerdo, no existían demasiadas inquietudes políticas, pero cuando se llegaban a tocar estos temas, el comentario siempre iba acompañado de la coletilla: 'Pero en la calle no digas nada'."

En el comando que intentó asesinarlo en los noventa participaba Iratxe Sor-zábal, actualmente prófuga y quien junto con David Plá e Izaskun Lesaja forma parte de la actual cúpula dirigente de ETA. Los tres fueron identificados por la policía como los etarras que el pasado 20 de octubre leyeron el comunicado que anunciaba el cese definitivo de la violencia. Iratxe leyó el texto en euskera.

Tras este anuncio Semper escribió una carta a sus padres, que luego hizo pública, en la que recordó la llamada telefónica de un agente de la policía para informarle que estaba en la mira de ETA: "Parece que el comando que detuvimos ayer iba a darte ma-tarile... Te has salvado por los pelos, has estado más muerto que vivo. Iban a volver, te tienen ganas", le dijo el agente policiaco.

Sorzábal no es desconocida para Semper. Fueron amigos en el barrio y compartieron juegos en la infancia, lo mismo que otros miembros de dicho comando. "De pequeño jugué futbol con todos ellos en el barrio", asegura el parlamentario vasco, miembro de la llamada "generación Miguel Ángel Blanco", en referencia a un joven concejal del PP asesinado por ETA en 1997.

"Sus padres eran amigos de mis padres", prosigue. "Ellos siguieron el camino de la violencia, pero como yo no, entonces pasé a formar parte del enemigo. Esa es la realidad del País Vasco: mi historia es la de miles de vascos, miles que hasta ahora han vivido en silencio en los pueblos vascos para no convertirse en víctimas del terrorismo. Pero ahora estamos ante una compleja oportunidad para entrar en una nueva etapa."

Semper advierte que el fin de la acción violenta fue provocado por "una crisis interna de ETA y en sus variables (políticas), que se concreta en que los 'políticos' le dicen a los 'militares': 'Durante años ustedes han mandado y llevado la estrategia, pero no está siendo eficaz porque nos detienen, nos encarcelan. Las pistolas y las bombas no doblegaron la voluntad del Estado y además tenemos cortada la acción política'. Esa crisis interna que duró años se salda con una victoria de los que quieren acabar con la estrategia armada".

"El 'pero' de esta historia es que dicho cambio no es producto de una revisión crítica de la estrategia terrorista desde el punto de vista moral y ético, sino que es una revisión estratégica: 'Poner bombas y asesinar no nos está dando resultados; por tanto, hay que posicionarnos en el terreno político'."

El otro lado de la moneda, dice, es que "los hemos derrotado, aunque no sea por convencimiento de ETA"; es una "victoria del estado de derecho y de la resistencia política y civil, no una concesión graciosa de ellos".

Se refiere a que la policía y la justicia de...

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