El presidente pide (casi) perdón

AutorSabina Berman
  1. La palabra "perdón" en labios de un sirviente es fácil y frecuente. La palabra perdón en labios del presidente de un país es, en cambio, una estrategia que está de moda.

    En sólo un lustro han pedido perdón los presidentes de El Salvador, de Argentina, de Paraguay, de Venezuela, de Cuba, de Paraguay, de Francia, de Noruega. Cada uno por distintas razones y siempre con un efecto dramático, que revela, entre otras cosas, cómo no estamos enterados de qué pasa en el resto del planeta.

    Con todo, el acto tiene su grandeza. El que puede castigar o perdonar, en cambio pide el perdón en un acto de humildad. El equivalente al Papa Francisco pidiéndole a la grey de católicos que llenaban la plaza de San Pedro en su unción como Papa: "Recen por mí".

  2. ¿Pero de qué pidió perdón el presidente Peña Nieto? No de lo que el candor popular podría imaginar.

    Pidió perdón porque, "habiendo actuado con apego a la ley" al recibir una "Casa Blanca" de una constructora, "permitió" que se divulgara "la percepción" errada de que no había actuado lícitamente, provocando "la indignación" de los mexicanos.

    ¡Ah, caramba!

    Es decir, el presidente pidió perdón porque los mexicanos están locos: ven visiones y encima se indignan con ellas. Y él debió prevenir tanta locura en la patria.

  3. ¿Y cómo explicó el presidente que, sin embargo, la empresa que construyó la Casa Blanca para él y su familia también construyó casas para sus dos secretarios principales, el de Hacienda y el de Gobernación, y que cuatro años más tarde es la constructora con más contratos en su administración?

    Eso no lo explicó.

  4. ¿Qué dice entonces de verdad el discurso del perdón del presidente?

    La estructura de un discurso siempre dice algo más que el discurso palabra por palabra. El discurso del presidente constó de dos movimientos que transparentan su intención.

    Un movimiento hacia el pasado: sobre él mismo, la Casa Blanca y la corrupción, mitad en que el presidente se vuelve a exonerar de toda culpa. Otro movimiento hacia el futuro: la promesa de que en años venideros volveremos a ver su discurso como la bandera de arranque del combate a la corrupción, el inicio de un cambio histórico, un México sin corrupción.

    Lo que puede leerse como un intercambio de favores. El presidente pide que los mexicanos le perdonen la Casa Blanca y a cambio él les entrega un sistema contra la corrupción que de verdad opere. El pasado personal del presidente a cuenta del futuro del país.

  5. "Esto quedará como un discurso más si...

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