Presos, pretexto político

AutorFrancisco Olaso y Juan José Subirá

BUENOS AIRES.- "Yo no quiero que nadie piense que a mí la cárcel me hizo bien. Porque la cárcel, como un mecanismo de encierro, de represión y de castigo no le puede hacer bien a ningún ser humano", aclara a Proceso César González, quien comenzó a escribir estando preso. Hoy estudia filosofía en la Universidad de Buenos Aires y es un referente de la poesía marginal en Argentina. "Yo no me levanté un día en la celda transformado. En realidad fueron un montón de cosas que me pasaron durante ese tiempo", dice el joven. "¿El lugar? Fue en la cárcel. ¿Qué me salvó a mí? El arte. ¿Cómo? Descubriendo para qué puede servir vivir", añade.

César González pasó cinco de sus 23 años tras las rejas. Su tránsito del delito al estudio y la poesía es mostrado por los medios como un ejemplo de superación personal y reinserción exitosa. Su caso ha vuelto a ser noticia en estos días, en los que el gobierno y la oposición mediática discuten cuestiones elementales de la política penitenciaria.

La actual polémica sobre el tratamiento que el Estado debe brindar a quienes están privados de su libertad no tiene precedentes desde la recuperación de la democracia en 1983. Su detonante fue un artículo aparecido en el diario Clarín el 29 de julio último.

"Sacan presos de las cárceles para llevarlos a actos kirchneristas", denunciaba el matutino ese domingo en su portada. Los convictos salen de las prisiones federales -exponía el artículo- para participar de "eventos políticos disfrazados de actividades culturales". Se afirmaba que la organización corre por cuenta de una agrupación afín al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y que las salidas cuentan con la anuencia de las máximas autoridades penitenciarias del país.

La denuncia comenzó a difundirse por los 300 medios de prensa escrita, televisiva y radial del Grupo Clarín. El diario La Nación, del conglomerado de medios homónimo, sostuvo que la "utilización de los detenidos en actos políticos del kirchnerismo es una burla a sus víctimas y a la sociedad".

Los artículos de la prensa opositora han puesto énfasis en dos casos: el del baterista de rock Eduardo Vázquez y el del aficionado de futbol Rubén Pintos, ambos beneficiados por el régimen de permisos temporales. Vázquez fue condenado en junio a 18 años de prisión por el homicidio de su pareja, quien murió en febrero de 2010 a raíz de graves quemaduras en el cuerpo. Pintos fue sentenciado a cadena perpetua en 2011 por el asesinato a tiros de otro aficionado, en el marco de la lucha interna por el control de la barra brava del club River Plate. Ambos casos concitaron repercusión mediática e impacto en la sociedad.

"Es una mentira absoluta", dijo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 30 de julio, en Casa Rosada, con un ejemplar del diario Clarín en la mano. "Los actos no eran políticos sino culturales", sostuvo. Defendió la salida de los presos fuera de los establecimientos carcelarios. Explicó que la ley obliga al Estado a generar este tipo de actividades para fomentar su reinserción y socialización. Dijo...

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