Rafael Mendoza: 30 años de canto independiente

AutorRoberto Ponce

Octavo disco de un oficio independiente iniciado hacia 1985 a dúo con EIMacondo (Miguel Ángel Díaz), el CD Milanos después (Fonarte Latino CDDP-1695) será presentado en vivo por el autor y su banda el martes 17 de noviembre en el Teatro de la Ciudad, a las 20:30 horas, con los invitados especiales Edgar Oceransky y Miguel Inzunza (quienes participan en él).

Dos días antes, a las 9 de la noche del domingo 15, hará lo propio en su recital gratuito de la Plaza de los Fundadores, Querétaro, al cierre de la segunda edición Trovafest 2015, "evento de cantautores impresionantemente bien organizado donde asistí también hace un año".

"Mil años después es un disco celebra-torio -escribe para el folleto del álbum Mendoza, nacido en la Ciudad de México el 10 de junio de 1960-. Celebro la fortuna de mantenerme 30 años haciendo canciones que es lo que más me gusta y lo que en realidad sé hacer. .. Celebro la suerte de convivir con la música de mi tiempo... Celebro el amor, que me ha hecho escribir buena parte de mi obra... Y celebro, por último, la oportunidad de vivir en este mundo idiota y lúcido, oscuro y luminoso, para habitarlo y contarlo."

Creador de "un modelo de canción popular de México que debería escucharse en todos los confines del idioma", según palabras del poeta Eduardo Langagne para este álbum, Mendoza sólo suena en las radiodifusoras culturales; pero un puñado de sus composiciones han sido interpretadas por voces como las de Amparo Ochoa, Óscar Chávez, Eugenia León, Betsy Pecannins, Lila Downs, Nina Galindo o Susana Harp.

-Para Mil años después arregló de vuelta "Qué me pasa", una pieza de su disco homónimo de 1994 en Ediciones Pentagrama que le grabaron Salvador El Negro Oje-da, Milli Bermejo e Iraida Noriega, además de Marcial Alejandro y David Haro (Proceso, 1513). ¿Cómo la compuso?

-Es fruto de una pesadilla. Estaba trabajando en Oaxaca, me hospedé cerca de la estación de autobuses, en un hotelucho sin cortinas que tenía las ventanas pintadas de negro, y cuando apagué la luz, la oscuridad era absoluta. Me dormí, pero desperté sobresaltado porque soñé que un gato se metía en mi boca; luego cuando quiso salir me arañaba todo por dentro, y no podía.

"Esa pesadilla la junté años después a la experiencia de estar solo y no saber dónde andaba mi chava, con esa frase melódica de blues, muy larga, que me gusta mucho porque rítmicamente se acerca a la guajira y al son montuno: Hay un fantasma escondido en mi casa que tira la sábanas en cada...

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