La rebelión de los judíos negros

AutorLucia Luna

Pese a su reconocimiento oficial estos inmigrantes se dicen discriminados. Muchos datos así lo avalan. El 70% se concentra en guetos distribuidos en el norte de Israel, entre poblaciones musulmanas y cristianas; según Naciones Unidas, 50% de ellos vive por debajo del umbral de la pobreza, cuando sólo 16% del resto de los israelíes cruza esa línea. Según el Proyecto Nacional Etiope, organización no gubernamental que asiste a esta comunidad, sus miembros sufren las tasas de desempleo más altas, realizan los trabajos más precarios y perciben los salarios más bajos. Menos de la mitad de sus jóvenes logra concluir la secundaria y, en cambio, hasta 40% engrasa las filas de la delincuencia juvenil en las cárceles israelíes, además de ser el grupo más castigado por la represión policial.

Uno de estos episodios fue grabado y difundido por internet el 26 de abril: se puede ver a dos policías israelíes de piel blanca golpear y detener, sin motivo aparente, a un soldado de piel oscura con el uniforme de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Más tarde se sabría que se trataba de Damas Fekade, joven falasha cuyo delito habría sido querer cruzar con su bicicleta un improvisado retén en la ciudad de Holón.

Las imágenes causaron indignación entre la comunidad etiope, reviviendo añejas acusaciones de discriminación y racismo institucional. Y aunque los dos oficiales captados en la agresión fueron suspendidos y se abrió una investigación sobre el incidente, esto no fue suficiente para calmar los ánimos frente a lo que se percibe como una recurrente brutalidad policiaca contra los jóvenes falashas.

Fentahum Assefa Dawit, director ejecutivo de Tebeka, organización que defiende el trato igualitario y justo para los israelíes etiopes, dijo a The Jerusalem Post que la única diferencia en este incidente es que fue captado en video, pues "el que un joven falasha sea atacado por la policía y acusado falsamente de crímenes es un escenario bastante común".

Así lo expresaron miles de manifestantes de diversos sectores sociales que salieron los días siguientes a las calles de Tel Aviv y Jerusalén coreando consignas como "¡Basta de racismo!", "¡Policías violentos, ala cárcel!" o "¡Ni negros ni blancos! ¡Todos somos israelíes!". Las manifestaciones, que empezaron de forma pacífica, desembocaron en violencia.

Al tiempo que algunos participantes lanzaban piedras, botellas y petardos a la policía, ésta respondía con granadas aturdidoras, gas lacrimógeno y cañones de agua...

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