El resplandor fílmico de Kubrick

AutorLuciano Campos Garza

MONTERREY, N.L.- En el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco) se exhiben joyas del trabajo cinematográfico del realizador norteamericano Stanley Kubrick (Nueva York, 26 de julio 1928-St. Albans, Inglaterra, 7 de marzo 1999).

Sus fans pueden admirar piezas de valor incalculable: el modelo original del bebé conocido como "Hijo de las Estrellas", de la cinta 2001: Odisea del Espacio, así como los trajes del mono y del astronauta, y el enigmático monolito y hasta el Óscar que ganó por esta cinta Kubrick.

Otras preciosidades que se exhiben son las túnicas de los nobles romanos de Espartaco, el amueblado de La naranja mecánica, los atuendos de época en Barry Lyndon, correspondencia con Vladimir Nabokov para el guión de Lolita; las hachas y los vestidos de las gemelas de El resplandor, el casco de Cara de guerra, y las máscaras venecianas y la túnica que usó Tom Cruise en Ojos bien cerrados.

Pero además de la presentación de los irresistibles vestuarios y props (objetos de utilería) que se observan en las cintas del fallecido creador, la muestra echa un vistazo al interior de su quehacer cinematográfico y revela guiones originales con apuntes ológrafos, maquetas, programas de rodaje, videos detrás de cámara, desglose de tomas, presupuestos y hasta controles de gastos de producción.

Son más de mil objetos de Stanley Kubrick los que aprecia el visitante al museo regiomontano.

El genio en el set

Stanley Kubrick, la exhibición, es presentada por vez primera en México gracias al Museo Alemán del Filme, de Frankfurt, encargado de su curaduría. La custodia del legado del director está a cargo de quien fuera su esposa, Christiane, y el hermano de ésta, Jan Harlan, quien también produjo algunas de sus cintas.

La muestra, en cuatro salas del Marco desde el 6 de marzo hasta el 26 de julio del 2015, ofrece una retrospectiva de quien sigue siendo uno de los íconos del cine internacional, con la presentación de sus primeros trabajos como fotógrafo profesional juvenil, a las obras cumbre que lo convirtieron en un artista reverenciado en el mundo entero.

De acuerdo con Harlan, "no existe en el mundo una presentación tan extensa sobre la obra de un cineasta como la que es exhibida en este espacio artístico".

Hay, aquí, un evidente interés por complacer a los entusiastas cinéfilos, que se deleitan con objetos bastante conocidos de sus trabajos. Pero en la muestra está, como subtexto, la obsesión de un perfeccionista que se involucraba en proyectos monumentales con el propósito de controlar todos sus aspectos.

Tan sólo en Espartaco tuvo que manejar un set con cinco mil extras.

La exposición permite apreciar, con detalle, el meticuloso trabajo que existe detrás de una producción, con laboriosos procedimientos de organización que el espectador ni sospecha, pero que fueron necesarios para llevar a la pantalla la película.

El museo hace un paseo cronológico...

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