En seguridad, "ignorancia negligente" de Peña Nieto

AutorEdgardo Buscaglia

Es imposible predecir con exactitud qué sucederá con los niveles de inseguridad humana o con la delincuencia organizada en México en los próximos años, y si serán suficientes las acciones instrumentadas por el Estado para combatirla y contenerla. Como ya se ha explicado en páginas anteriores, sin la existencia de controles judiciales, patrimoniales, políticos y sociales será imposible que el país transite hacia la seguridad humana en el sentido más amplio del término, el que alguna vez definió el primer ministro japonés Keizo Obuchi como "la clave para enfrentar integralmente todas las amenazas a la supervivencia, la vida diaria y la dignidad de los seres humanos, y para reforzar los esfuerzos para confrontar estas amenazas".

...Es necesario reconocer que el panorama que se le presenta hoy a los mexicanos en materia de seguridad es oscuro. Como ya lo recalqué, hasta el cierre de la edición de este libro aún no se concretan los indicios de reducción de la violencia en el nuevo sexenio, a pesar de los esfuerzos del gobierno federal por presentarle a la opinión pública un país más pacífico que el del sexenio cal-deronista. Por ejemplo, el 10 de abril de 2013, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, aseguró que durante el primer cuatrimestre de la administración pe-ñanietista (diciembre de 2012 a marzo de 2013) se habían cometido 4 mil 249 asesinatos violentos, es decir, 17% menos que los registrados en el cuatrimestre anterior (agosto a diciembre de 2012) y 14% menos que en el mismo cuatrimestre de 2011. Eso fue anunciado como una victoria. En su momento, he declarado en numerosas oportunidades, en entrevistas con medios y en foros científicos, que esa reducción en los homicidios no era más que estadística chatarra, pues si bien uno, en cualquier sociedad, siempre debe darle la bienvenida a una menor incidencia de homicidios, la manera en que el gobierno federal de Calderón y Peña Nieto presentan los cambios relativos a estas tasas hace pensar que el gobierno federal las utiliza como indicadores de éxito o de fracaso en la contención de empresas criminales, lo que demostraría una ignorancia negligente en temas de seguridad, o, alternativamente, se está pretendiendo engañar a la población con estadísticas chatarra. He dicho en varias ocasiones que las empresas criminales siempre prefieren mantener un bajo perfil, con menos homicidios, cuando se encuentran ante un Estado con gobiernos fuertes (los que ejercen con predictibi-lidad efectivos controles judiciales, patrimoniales, políticos y sociales), lo que haría pensar que menos homicidios demuestran mayor fortaleza de Estado. Pero es asimismo cierto que cuando los grupos criminales organizados ocu-pan un vacío de Estado y se transforman en autoridad, eliminando a sus competidores y consolidando sus territorios, como consecuencia de ello también disminuyen los homicidios. Esto es, los homicidios pueden bajar porque el Estado es más fuerte o porque la delincuencia organizada es más fuerte, lo que demuestra que, a simple vista, no existe correlación alguna entre las tasas de homicidios y el poder mañoso. Sin embargo, dado que en México todavía no se han institucionalizado los cuatro tipos de...

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