El TLCAN y los problemas nacionales

AutorOlga Pellicer

Que el presidente del país más poderoso del mundo pueda actuar de esa manera obliga a la cautela. Tener como contraparte a un socio tan poco confiable es un juego de alto riesgo. Sin embargo, tal es la condición inevitable de las relaciones entre los gobiernos de México y Estados Unidos en el futuro próximo. Más vale hacerse a la idea de que así será; al menos hasta 2020.

No sólo residen allí los motivos de preocupación. Internamente hay otra serie de circunstancias que llevan a ver con escepticismo las pláticas que tendrán lugar. Es muy escasa la información sobre lo que buscan los estadunidenses. Se sabe por noticias de prensa que, como debe hacerlo por ley, el Congreso ha solicitado opiniones de grupos interesados, las cuales han llegado en números sorprendentemente altos. Decenas de miles de opiniones que deben ser atendidas, de una u otra manera, por el Legislativo.

En México eso se ha interpretado en círculos oficiales como señal del gran interés en Estados Unidos por el TLCAN y por lo tanto, del apoyo para el mantenimiento del mismo. Es una manera de verlo. También se puede pensar que los intereses por modificar, mantener o desaparecer cláusulas del Tratado son numerosos y diversos. Se hacen sentir mediante grupos de presión que actúan a través del Congreso. Avanzar sus puntos de vista es importante para mantener contentas a sus clientelas locales. Por ello, como dicen los conocedores del sistema político estadunidense: toda política es local.

El contraste con México no podía ser mayor. Aquí el asunto de la renegociación del TLCAN es de interés para un limitado grupo de tecnócratas que viene especializándose en negociaciones de acuerdos de libre comercio desde hace varios años (la mayoría de tales acuerdos, de poca utilidad si con ellos se buscaba contrarrestar la concentración de exportaciones en Estados Unidos).

El "cuarto de al lado", es decir el espacio para la expresión de las voces no gubernamentales con intereses directos en el Tratado, es muy pequeño y bastante oscuro. Allí han estado siempre los grandes empresarios que se benefician del TLCAN. Quiénes son y a quiénes representan no es transparente. El Tratado y sus beneficios siempre se han visto de arriba hacia abajo, no al revés. De allí su legitimidad dudosa, la poca o nula participación del Legislativo, el escaso interés de la ciudadanía. Al acercarse la renegociación cabe preguntarse si hay nuevas propuestas que provengan de la sociedad civil más fuerte que existe en...

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