Los traen de cabeza

Los piojos son ectoparásitos del tamaño de una semilla de ajonjolí, se alimentan de sangre humana y tienen patas desarrolladas para sujetarse a la perfección del cabello.

El motivo principal por el que se alojan ahí es para reproducirse, ya que necesitan del calor humano y un lugar donde sus pequeños huevos llamados liendres, crezcan.

La forma más común de transmitirse son por el contacto cabeza a cabeza, al jugar, compartir la cama, en las actividades deportivas o en las pijamadas, pero también al prestarse peines, cepillos, almohadas, ropa de cama y prendas de vestir como gorros, diademas y bufandas.

Otro punto importante es que los padres de familia pueden identificar pediculosis en sus hijos, al notar cualquiera de estos síntomas: presencia de liendres o pequeñas heridas en el cuero cabelludo, así como picazón producida al momento de alimentarse de la sangre.

En caso de encontrar piojos, debes comunicarlo a las personas del entorno y al colegio, además de actuar inmediatamente, pues muchas veces estos parásitos pueden transmitir enfermedades como tifoidea y fiebre de las trincheras.

Aunque existen muchos tratamientos, no hay uno cien por ciento efectivo para eliminarlos, por lo que se puede combinar la eliminación manual, así como el uso de sustancias, champús o lociones antipiojos, también llamados pediculicidas.

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