La 'Vecindad del Piojo'

DE POCO sirven las campañas mundiales sobre la pobreza con el ánimo de sensibilizar gobiernos y burócratas en la resolución y compensación de los desequilibrios injustos.

En Guadalajara existen aún lugares recónditos donde las carencias abundan, prueba de ello es la Privada Fernando Calderón, conocida también como "La Vecindad del Piojo".

Esta es una pequeña comunidad ubicada en Huentitán El Alto, colonia supuestamente consolidada en materia de urbanización.

Este callejón existe desde hace por lo menos tres décadas y alberga a unas 40 familias en total miseria, quienes siguen esperando que algún día de estos, se hagan realidad las promesas.

"Antes era una vecindad, pero tumbaron el portón y nos quedamos pelones a la vista de todos y eso nos dejó un poco más jodidos, estamos más expuestos a los rateros.

"Nosotros no tenemos luz, nos la pirateamos y nos colgamos de otro lado, le pedimos paro a algún vecino que tiene pozo y le pasamos unos centavos o nos aguantamos así porque uno no tiene pa' andar comprando pipas y esas cosas", relató Peregrina Mujica, vecina de la "Vecindad del Piojo" desde hace unos 20 años.

Además de las principales carencias de servicios públicos, otra de las características de este callejón es su índice de necesidades prioritarias como los alimentos.

Doña Lencha, vecina de hace 25 años mantiene sola a sus tres nietos, pues su hijo se encuentra en la penal desde hace un par de años y aún le faltan 19 más para terminar su condena.

Ella no tiene estudios, solía ganarse la vida limpiando carros y a veces haciendo el aseo en casas, pero le fue imposible seguir su rutina desde que se tuvo que hacer cargo de los dos pequeños de cinco y siete años de edad. Ahora vende dulces afuera de su vivienda, aunque generalmente las ventas no son muy buenas, pues el resto de sus vecinos viven en las mismas condiciones.

"¿Qué les dice uno oiga? Ojalá que esos que tienen el poder nos hicieran caso, pero pos ellos ya están bien y los ciudadanos no importamos ya se la sabe, promesas y más promesas. Ya no puedo seguir chambeando como antes porque si yo no cuido a mis chiquillos nadie los va a cuidar, me las arreglo aquí vendiendo dulcecitos, pero todos están igual de jodidos que yo", expresó...

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