El veneno se distribuyó en la red

AutorJenaro Villamil

Tan antigua como los consejos de Nicolás Maquiavelo para infundir el miedo y controlar a los gobernados, la estrategia de propagar rumores de golpe de Estado, violencia generalizada y anarquía se volvió a aplicar en estos días en México, como no se veía desde finales de 1976. Pero ahora incluyó el uso intensivo de cuentas falsas en redes sociales (especialmente Twitter y Facebook), de mensajes anónimos en WhatsApp, acompañado con imágenes de saqueos a supermercados en varias partes del país.

"El rumor encontró en la desinformación del mexicano su mejor caldo de cultivo", resumió un editorial de este semanario a finales de 1976, respecto de las murmuraciones de un golpe de Estado y la animadversión de los empresarios contra el gobierno de Luis Echeverría, tras la devaluación del peso que acabó con el periodo del Desarrollo Estabilizador (Proceso 4).

El cronista mexicano Carlos Monsi-váis, al referirse a las reacciones después de la devaluación del peso el 31 de agosto de 1976, escribió lo siguiente en su libro Amor Perdido:

"¡Ya viene el Golpe de Estado! Desmovilizada, casi inerte, la sociedad que recibe los rumores los transforma en histerias lánguidas, almacenamiento de víveres y chistes previsibles: 'Debían anunciar a qué hora se televisará el Golpe'. Después, el alivio al ver que lo previsto no ha ocurrido, y la disposición absorta del ánimo para compartir, porque se sabe de muy buena fuente, el siguiente rumor. La derecha, al difundir y encomiar los rumores, cumple su rol patriótico: la desestabilización de un aparato político que, aunque a su servicio, no le parece suficientemente servicial.

"Las clases medias, al ingerir crédulamente cualquier rumor, renuncian al derecho de información y aceptan y disfrutan su indigencia cognoscitiva, se solazan en su auto-compasión y vuelven, sin remedio, a la condena verbal. ¿Qué otra cosa nos queda?" (Amor Perdido, pagina 48, Ediciones ERA, 1977).

Cuarenta años después, en medio del mayor incremento a las gasolinas de la historia moderna, a las tarifas eléctricas y al gas, las redes sociales devinieron protagonistas desde el 27 de diciembre de 2016: se convirtieron en la palestra desde donde se expresó el descontento a la medida anunciada por el secretario de Hacienda, José Antonio Meade.

En cuatro días los hashtags en TWitter #Gasolinazo y #Gasolinazo2017 registraron 150 mil menciones. Rebasaron, con mucho, el tardío intento del gobierno federal por "explicar" la medida a través del has-htag #HablemosDeGasolinas, que tuvo sólo 12 mil menciones en el mismo periodo.

En Facebook-plataforma con más de 60 millones de cuentas en México- se abrieron varias páginas para convocar a movilizaciones en varias ciudades del país. En menos de tres días alcanzaron 200 mil seguidores, de los que 35 mil confirmaron su presencia para una movilización el lunes 9.

Ante esta expresión espontánea y generalizada de descontento, que...

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