En vilo, el programa de orquestas infantiles en Baja California

Entre los varios mitos que han rodeado a la ciudad de Tijuana, Baja California, está el de haber sido por décadas un páramo cultural o una especie de territorio donde las identidades se diluían, tanto como la frontera que permite el flujo migratorio entre México y Estados Unidos.

"La tercera frontera" quiso llamarle el empresario Antonio Navalón, o "Tijuana la horrible" tituló -para burlarse del mito- el escritor Humberto Félix Berúmen en su libro donde cuenta la historia de esta aún enigmática y contrastante ciudad símbolo de todo lo negativo (Proceso, 1437): "narcotráfico, violencia, inseguridad, prostitución". Y podría añadirse: degradación urbana, caos...

Y es que Tijuana tiene su propia identidad, en cuya construcción han contribuido de algún modo proyectos como la Orquesta de Baja California, fundada por Juan Echevarría y Eduardo García Barrios, que al cumplir veinte años de existencia participó con otras instancias en la creación del proyecto Redes 2025:

"Un programa -según la propia definición, en sus documentos- de formación musical dirigido a niños y adolescentes de Baja California de entre siete y 14 años de edad, con especial énfasis en aquellos que viven en zonas de alto riesgo y en condiciones de marginación y pobreza (en el cual) la enseñanza de la música es el elemento central en la promoción de valores y de capital cultural como base para que los participantes puedan construir mejores condiciones de vida personal, familiar y de sus ecologías sociales inmediatas."

Pera más allá de las definiciones conceptuales, basta con ver imágenes de las colonias en las que habitan muchos de los niños que acuden al programa, observar en videos las condiciones en las que viven o asisten a la escuela y escuchar sus testimonios, para entender que se les ofrecen al menos unas horas de remanso por las tardes, cuando no la verdadera expectativa de hacer de la música el sentido de sus vidas.

Sin embargo el programa, cuyos resultados motivaron a Enrique Peña Nieto a instruir a Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), para que lo reprodujera en diversos estados de la República con el fin de reconstituir el tejido social y contribuir a solucionar los problemas de violencia, está ahora -como el país- en vilo:

Redes 2025 desaparecerá si no recibe 4.3 millones de pesos, que representan un 40 % de sus ingresos; cubrirían así pagos a profesores, viáticos y gastos de trasportación, principalmente, correspondientes a 2015. Y es que debido a una "omisión burocrática" cometida por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) del gobierno de Baja California, podría quedar sin presupuesto y sin continuidad.

Así lo explicó a Proceso, vía telefónica, Alfredo Alvarez Cárdenas, presidente del Patronato de Amigos de la Orquesta de Baja California (PAOBC), y de la Fundación de Artes Musicales de dicho estado, quien destaca que además de acercar a niños y jóvenes en situación de pobreza y violencia a la música, Redes 2025 es un semillero de talentos para nutrir a la OBC.

Mencionó, como prueba de su éxito a cuatro jóvenes: Santiago Rojo Acosta (fagot), Michelle Annete Cisneros Chavarría (oboe), Elliott Jesús Arias Álvarez (percusiones), y Daniel Alexis Polo García (corno francés), quienes han participado como músicos invitados en la OBC, mientras que éste último, con César Cárdenas Sal-daña (viola) y Joel Misael Haros Sánchez (trompeta) ya colaboran como monitores (auxiliares) de profesores del Programa Redes 2025.

Y detalló la situación:

"Es un dinero que hemos tenido durante los últimos seis años y que en conjunto con otros...

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