Zona Submetropolitana / La casa en orden

Decía mi abuelo, que era sabio, que "al ojo del amo engorda el caballo", o sea que para que un negocio, una empresa o bien la misma casa de uno funcionara eficientemente y con un espíritu de progreso, había que estar muy pendientes de cuanto ocurriera en su interior para poder llevar las riendas del mismo de acuerdo a los intereses del dueño.

Pues bien, este refrán parece que hoy bien puede ser aplicado al nuevo Gobierno del Distrito Federal que se ve necesitado no solo de echarle un ojo al caballo en engorda sino de paso, aplicarle una desinfección total y limpieza profunda a los vicios y tradiciones que añejamente se han asentado dentro de la compleja administración de la ciudad.

Ejemplos hay de sobra y por ello es comprensible la preparación de sendas auditorías en diversas dependencias del gobierno capitalino. El viernes pasado, apareció en un diario capitalino información referente a la Delegación Venustiano Carranza, demarcación ubicada muy cerca del centro de la ciudad, la cual, en voz de su nuevo delegado Ramón Sosamontes: "quedó vacía".

Y no solo quedó vacía en muchas de las pantallas de las computadoras, sino también en los documentos que dan seguimiento a los trámites de autogenerados, plazas de honorarios, "manejos discrecionales del presupuesto" y 10 vehículos que al no aparecer por ningún lado tuvieron que ser integrados en un acta de denuncia para iniciar su localización.

Y podemos preguntarnos: ¿Para que sirve la política?, ¿De que nos sirve mantener, como ciudadanos, un enorme aparato burocrático administrativo que no sólo muchas veces no responde a nuestras necesidades más inmediatas (seguridad, honestidad de los servidores públicos, desarrollo comunitario etc.) sino que por situaciones "políticas" pone en juego el bienestar de la colectividad? De que se trata el juego: ¿de confundir?, ¿de crear inestabilidad?, ¿de golpear con la ultraizquierda para cobrar con la ultraderecha?

"Esta bien que hay que sacar paí la pastura, pero sin dejar el potrero pelón", dice el Capitán Teja.

Si Hank González decía que "un político pobre es un pobre político" hoy podemos decir que nuestros ricos políticos son enormemente pobres de imaginación e inteligencia. "Pobres ricos", me dice el de junto. Primero ellos, después ellos y al final ellos ¿y el pueblo?, pues que siga aguantando, al fin y al cabo "ellos no entienden de política".

Lo que cabe retomar es la necesidad del actual gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas para hacer una evaluación a...

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