El cumpleaños

AutorSamuel Maynez Champion

ESCENA 1 (Interior, mediodía): La cámara enfoca a un grupo de comensales sentados alrededor de una mesa, donde hay varias botellas de vino espumoso y un pastel de chocolate al que le fueron colocadas 90 velas en alineación perfecta. Como música de fondo -podría ser la misma para los créditos iniciales-(1) se escucha un concierto del barroco veneciano. Con esta clave sonora se anticipa la procedencia del festejado. A esto se suma que las voces en coro entonan: Tanti auguria te... empero, al momento de acercar los platos para el postre un muchacho profiere con acento veracruzano: "Ahora Las mañanitas para el abuelo". En el instante en que el nonagenario se levanta de la silla se hace un close-up hacia los rostros de los presentes. Las miradas con que éstos lo observan transmiten eficazmente su sentir. En ellas se mezclan admiración, agradecimiento, ternura y, sobre todo, cariño. La toma se cierra con la figura central que destaca por su postura erguida -no usa bastón ni andadera-, y la serenidad de su semblante. Ha de quedar en claro que ha envejecido con dignidad y que sus ojos conservan una brillantez impropia de sus años. Debe sugerirse que ha transitado por la vida con sabiduría y que nunca se apartó de sus valores esenciales. Asimismo, la decoración ha de subrayar que lo super-fluo no tuvo cabida en la morada. Antes de soplarle a las velas, el adulto mayor acata la orden de pedir un deseo, cerrando los ojos para concentrarse. Un recuerdo que se entromete sirve para disolver la imagen. La música facilita la transición.

ESCENA 2 (Isla de la Giudecca, Venecia, 16 de septiembre de 1927): En una mesa aparece otro pastel con cinco velas y la toma emerge desde los ojos de un niño que está próximo a apagarlas. Sus facciones recuerdan las del anciano. Entre los presentes se cuentan varios miembros de la familia Brunello -hay tres generaciones incluidas- y un par de vecinitos, amigos del festejado. Para este cumpleaños hay un regalo especial que el progenitor consigna después del brindis: un violín miniatura. Fue pensado para que el infante plasme los sueños entrecortados de padre y abuelo al no haber podido dedicarse a la música. A cambio, hubieron de consolidar una empresa de transportes que ha dado para bien comer. En medio de la algarabía el niño produce su primer sonido y los aplausos brotan espontáneos. El orgulloso papá no duda en ayudarlo para situar correctamente los dedos en el instrumento. Apela a su propia experiencia. Concluida la...

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