Del 2 de octubre al 26 de septiembre

AutorSergio Aguayo

A partir de 1968 México cambió para bien y para mal. Algunas transformaciones nos acercaron a los espacios democráticos, otras a los infiernos de la violencia criminal. Me concentro en el segundo camino a partir de una tesis: el Estado es el principal responsable de las perversiones que ha vivido el monopolio legítimo de la violencia.

Bosquejaré los grandes trazos de esa historia utilizando las tres variables elaboradas por una académica, Theda Skocpol, sobre los factores tras un cambio de régimen. Éste se da, afirma, cuando coinciden 1) el debilitamiento de las élites gobernantes y del Estado; 2) el fortalecimiento en la autonomía de un gran número de actores individuales y colectivos; y 3) la transformación en el papel desempeñado por el factor externo.

Para mejor comprensión, dividiré este medio siglo en tres periodos.

Primer periodo. Noviembre de 1969 a agosto de 1985

El 2 de octubre aceleró el debilitamiento del presidencialismo autoritario, el fortalecimiento de diversas fuerzas y la apertura al mundo. Se redujo la violencia estatal hacia los opositores pacíficos pero se mantuvieron los métodos brutales contra quienes tomaron las armas. Esto último acentuó el descontrol sobre la violencia estatal.

1) Luis Echeverría Álvarez. Entre la apertura y la represión

El presidente Luis Echeverría (1970-1976) tuvo una metamorfosis incompleta porque mientras empujaba la apertura democrática, seguía aceptando que se reprimiera a opositores, algunos violentos y otros pacíficos (recuérdese el 10 de junio de 1971).

Era un reformismo acotado porque mantuvo el trato que históricamente daban los gobernantes a los levantados en armas. El 2 de octubre se acrecentó el atractivo de la opción armada reaparecida tres años antes en Ciudad Madera, Chihuahua. El Movimiento de Acción Revolucionaria lo verbaliza con claridad: "la masacre deTlatelolco" demostró que "los caminos legales, las vías pacíficas estaban cerradas"; la única salida lógica para quienes deseaban el cambio era "empuñar las armas"...

La guerrilla tuvo arrojo y claridad sobre lo que quería pero ninguna posibilidad de éxito. Sus casi 2 mil combatientes estaban divididos en decenas de organizaciones, y su formación militar e ideológica era desigual. La base social de la guerrilla urbana era frágil y aun cuando la rural tenía un mayor respaldo popular, operaba en regiones aisladas de Guerrero. Por si fuera poco, la izquierda mundial la ignoró, prefiriendo ser cooptada por el gobierno mexicano -el comportamiento de la Cuba revolucionaria fue paradigmático- y porque también se enemistó con las fuerzas de izquierda que habían optado por salidas pacíficas. El régimen, por su parte, tenía una poderosa máquina para reprimir y el apoyo de la inmensa mayoría del México organizado.

Uno esperaría que después de la masacre de Tlatelolco y mientras se implementaba la apertura, el Estado combatiría a la guerrilla dentro de la legalidad. Hubiera podido hacerlo porque la insurgencia armada mexicana nunca fue una amenaza para la seguridad...

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