La 4T, una religiosidad popular

AutorJavier Sicilia

No hay que buscar mucho para saberlo: crímenes terribles, inseguridad social, cambio climático, corrupción e inoperancia de las instituciones, emergencia de un universo sistémico y virtual que desterritorializa la existencia, pérdida de las fronteras entre el bien y el mal, derrumbamiento del esqueleto moral de la sociedad, oferta de consumos ilimitados, y el síntoma de la angustia.

En periodos así, los seres humanos o buscamos fugas -droga, alcohol, medicaciones psiquiátricas- o buscamos puntos de referencia que nos devuelvan la certeza de la estabilidad. Doctrinas -si podemos llamarlas así- que lejos de mostrarnos la complejidad de la realidad y nuestra responsabilidad en ella, nos la simplifiquen y nos digan, como los libros de autoayuda o la religiosidad popular, la manera más simple de conducirnos para que nosotros y el mundo recuperen su equilibrio. Es quizá por eso que la llamada derecha ha ido ganando terreno en el mundo. Es quizá también por eso que la 4T concita en nuestro país tanta adhesión.

La 4T no es la derecha, aunque en su simplificación de la realidad se le parezca. Tampoco es la izquierda, aunque algunos de sus miembros provengan de ella. Es más bien una especie de religiosidad popular que, a la manera en que la Providencia reparte bienes a quienes se han portado bien y desgracias a quienes se condujeron mal, toma medidas para remediar el daño que los malvados le hicieron al país. Se trata, como en este tipo de religiosidad, de la práctica ritual que permite al creyente una relación propiciatoria con la entidad sobrenatural.

La omnipresencia con la que cada mañana la 4T, en la persona de AMLO, realiza su repartición de bienes y condenas, y el triunfalismo de su informe el pasado 1 de julio en el zócalo de la Ciudad de México, no sólo cumple con esas funciones de la religiosidad popular; alivia con ello la angustia de muchos. No importa que la realidad y sus hechos digan lo contrario, que las medicinas sigan escaseando, que el desempleo, a fuerza de despidos injustificados, continúe su marcha, que los asesinatos, las desapariciones, las extorsiones y los secuestros, lejos de disminuir aumenten; no importa que sus grandes proyectos neoliberales -el Proyecto Integral Morelos, el Tren Maya, Dos Bocas, el Corredor Transítsmico- contribuyan a la devastación ecológica, al cambio climático y al arrasamiento de los mundos indígenas, que las Fuerzas Armadas, disfrazadas de Guardia Nacional, aumenten -como en las administraciones...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR