Ahogado de la risa

Para aquellos que más de una vez han acechado con mirada de cazador a alguna damisela de curvas salvajes en el micro de regreso a casa, les dejamos estos chistes para que no se les vaya la liebre:

Durante un viaje de cacería, un hombre apunta y le dispara a un pato que va volando, pero el ave cae dentro del corral de un granjero, quien lo reclama como suyo.

El cazador se aferra:

-El pato no es suyo, sino mío.

Como ninguno de los dos cede, el granjero sugiere resolver las cosas a la antigua usanza:

-Le propongo que arreglemos esto con una patada pueblerina.

El cazador, extrañado, pregunta:

-¿Una qué?

El hombre le explica:

-Yo lo pateo en la entrepierna lo más fuerte que pueda y luego usted hace lo mismo conmigo. El que grite menos tiene derecho a quedarse con el pato.

El hombre acepta. El granjero toma vuelo y le suelta un patadón, el cazador aúlla de dolor y cae al suelo.

Después de reponerse, el cazador dice:

- Bien, ahora es mi turno.

El granjero lo ataja:

-Olvídelo. Se puede usted quedar con el pato.

Al regreso de su primer viaje de cacería por África, un hombre cuenta los pormenores a sus amigos:

-El primer día fuimos a la jungla y por la tarde habíamos cazado un jaguar, dos tapires y un minoplís. El segundo día fuimos a la montaña y tiramos dos jabalíes, un rinoceronte y tres minoplises. El tercer día, entramos al bosque y matamos un tigre, dos leopardos y dos minoplises.

Uno de los amigos, inquieto, le pregunta:

-¿Cuáles son los minoplises?

El cazador contesta:

-Bueno, son unos animales raros de dos patas y cuando los encañonas gritan: "mi no plis, mi no plis".

Una pareja de amigos cazadores se encuentra en el bosque dispuesta a practicar su deporte favorito cuando, de repente, uno...

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