6 mil víctimas. Un sexenio de represión

AutorArturo Rodríguez García

Todas las agresiones que suelen aplicarse a movimientos sociales y sus dirigentes y contra defensores de derechos humanos se usaron ese día en la Ciudad de México: se detuvo a un centenar de personas -32 de esas detenciones quedaron plenamente acreditadas como arbitrariedades-, 14 permanecieron presas y sujetas a proceso y hubo una veintena de heridos.

Uno de los heridos a la postre murió: Juan Francisco Kuykendall, hombre de teatro y militante de izquierda, salió ese día a protestar contra lo que consideraba el resultado de un fraude electoral cuando un objeto lanzado por los policías le perforó el cráneo. Junto a él estaba su compañero de teatro y causas, Teodulfo Torres, quien con su cámara captó el momento de la agresión.

Kuykendall permaneció en coma inducido. La pérdida de masa encefálica impidió que recuperara la conciencia. Murió el 25 de enero de 2014.

Torres, testigo de los hechos, fue llamado a declarar al Ministerio Público, que lo citó el 27 de marzo de 2013. Nunca llegó a la cita porque cinco días antes de la diligencia su nombre quedó inscrito en una base de datos como uno más de las decenas de miles de desaparecidos.

Las agresiones, detenciones arbitrarias, los presos políticos, las ejecuciones extrajudi-ciales y las desapariciones crecieron a partir de ese día por todo el país, hasta acumular alrededor de 6 mil víctimas.

Los informes emitidos cada año por el Comité Cerezo, Acción Urgente para Defensores de Derechos Humanos y la Campaña Nacional Contra la Desaparición Forzada registraron un incremento extraordinario de víctimas.

Además, identificaron cuáles eran los derechos que defendían y la mayoría de los casos se concentra en quienes protestaban contra la Reforma Educativa, ejercían el derecho a la manifestación o se articulaban en defensa del territorio.

Las violaciones a los derechos humanos cometidas contra dirigentes sociales, casi siempre en defensa o ejercicio de un derecho fundamental, tienen en primer lugar a quienes se oponían a la Reforma Educativa; en segundo, a los que protestaban contra alguna política gubernamental, y en tercer lugar a quienes se oponen a megaproyectos energéticos, mineros o de infraestructura, en defensa de sus tierras, territorios o recursos naturales.

Las víctimas de la represión peñanietista tuvieron como común denominador haberse opuesto a las reformas estructurales.

Los 43

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